La necesaria colaboración público-privada, en la gestión de los servicios para los ciudadanos (VI)
En la serie que estamos recorriendo para los lectores de Republica.com, tocamos hoy varios temas de interés: los modelos de externalización y sus medios de formalización, la economía circular, y un caso concreto de sostenibilidad. Son las típicas posibilidades que ofrece la CPP, cada vez más apreciada en la gobernación por cualquier autoridad, y esencial en toda clase de proyectos. Negar hoy la CPP es como no creer en la Ley de la Gravedad, diría Newton.
Modelos de externalización
Hay muchos tipos formales de colaboración público-privados; por ejemplo: contratos de obras, contratos de concesión de obras públicas, contratos de gestión de servicios públicos (concertaciones, concesiones, gestión interesada), contratos de suministros y contratos de colaboración entre el sector público y el privado, así como diferentes métodos de concesionalidad1.
Pero hay, en la práctica, dos grandes modelos para este tipo de colaboraciones: uno muy utilizado y sencillo de la mano de las externalizaciones; y otro más sofisticado, difícil y relativamente inédito en España, que generalmente se denomina partenariados público-privados.
Las externalizaciones son servicios públicos que continúan bajo la titularidad y responsabilidad pública, pero prestados por organizaciones privadas con o sin ánimo de lucro. Es el modelo más habitual en la Administración pública ya sea, por ejemplo, en servicios sociales, en equipamientos deportivos, en las revisiones de las ITV, etc. Aquí el elemento clave es el control que realiza la autoridad pública para garantizar la calidad del servicio a un coste razonable.
Por su parte, los partenariados público-privados (public-private partnerships, PPP) son fórmulas de colaboración en las que dos o más organizaciones públicas y privadas independientes colaboran de forma voluntaria desarrollando conjuntamente productos y/o servicios, compartiendo riesgos, costes y beneficios en compañías mixtas. Es un modelo muy complejo en el que, además de las obligaciones legales, hay que construir la confianza y el compromiso de ambas partes. El tema clave es que ambos actores (público y privado) deben compartir los riesgos económicos de la iniciativa.
Sobre economía circular
Por lo demás, en la prestación de servicios públicos y en la colaboración público-privada hay que tener muy en cuenta la que se llama economía circular, para minimizar la generación de residuos y su eliminación casi siempre con riesgo para el medio ambiente, de modo que en las plantas de reciclaje se puede separar el mayor número posible de componentes para permitir su reutilización.
Incluso cabe introducir cambios en el sistema productivo para luego facilitar la reparación de productos concretos y evitar que acaben en el vertedero, como sucede con cochecitos de niños, bicicletas, televisiones, algunos electrodomésticos, etc.2. Análogamente en las plantas depuradoras, instrumentando tecnologías que permitan no solo reutilizar el agua sino también recuperar productos varios para su uso industrial, agrícola o energético.
«Frente al modelo tradicional de economía lineal basado en extraer, producir, usar y tirar, la economía circular pasa por reparar, reutilizar y reciclar recursos». Es la definición que expuso Francesc Gambús, eurodiputado popular, durante un seminario organizado en Logroño por la oficina del Parlamento Europeo en España.
Por lo demás, a la hora de la colaboración público-privada hay que buscar la eficacia. Por ejemplo, en aguas, a nivel internacional, en los proyectos del ciclo integral del agua (abastecimiento, depuración, desaladoras, etc.), puede optarse con carácter general por el sistema conocido como DBOM (diseño-construcción, operación y mantenimiento), o por el DBFOM, que incluye también la financiación que se formule con un Project Finance establecido ad hoc. Ese modelo CPP se considera más eficiente en el mundo anglosajón y en Oriente Medio, porque con él se trata de optimizar la transferencia de riesgos3.
El caso Emaser como empeño de sostenibilidad
En resumen, la experiencia en España ha demostrado que con la fórmula de colaboración público-privada se llevan a cabo proyectos en un menor espacio de tiempo y con ahorro de costes muy considerable, aprovechando los conocimientos técnicos y la experiencia de las empresas, lo que es especialmente importante en la prestación de servicios en poblaciones de pequeño tamaño, donde, precisamente, la colaboración público-privada permite ofrecer a la ciudadanía tecnología y servicios con unos estándares de calidad propios de una gran ciudad4.
Un ejemplo de colaboración exitosa es Emaser, la empresa mixta de la Diputación de Ciudad Real y participada por Aqualia. La colaboración entre ambas durante los últimos 20 años ha permitido la prestación de un servicio eficaz, eficiente, sostenible y saneado a 35 municipios de la provincia de Ciudad Real. Es un servicio flexible según necesidades; así, por ejemplo, gestiona la depuración de 12 de esos municipios (29.000 habitantes) y todos disponen de una cobertura técnica de primer nivel independientemente de su tamaño.
Desde su creación, Emaser ha mantenido una estructura económica y financiera compensada, como demuestran los últimos datos correspondientes al ejercicio 2016 en los que la Sociedad ha obtenido un resultado económico positivo debido, fundamentalmente, a la mejora continua de los servicios gestionados, a la ejecución de obras hidráulicas y a la optimización de costes de todos los servicios.
Seguiremos la próxima semana, y en el interim, los lectores de Republica.com pueden relacionarse con el autor a través de castecien@bitmailer.net
1 Carles Ramió: «¿Qué implica la colaboración público-privada?», La Vanguardia, 13.X.2015.
2 Alicia González: «La revolución industrial que viene», El País, 27.VI.2017.
3 David Escobar Gutiérrez: «La participación público-privada resulta muy adecuada para desarrollar y operar los equipamientos necesarios en todo el ciclo del agua», ¡Agua Magazine, junio 2017, p. 52.
4 Reportaje, iAgua Magazine, junio 2017, pp. 26-27.