Fin de la difícil visita de Juan Carlos I

Con un encuentro personal y familiar privado en el Palacio de la Zarzuela concluye hoy el breve viaje del regreso a España del Rey Juan Carlos I después de casi dos años de ‘extrañamiento’ y residencia en Abu Dhabi.
Un regreso nada fácil que ha levantado una intensa polvareda mediática y ruido político con el que se pretendía el inicio de cierta ‘normalidad’ en la vida de don Juan Carlos.
Sobre todo una vez que la Fiscalía del Tribunal Supremo archivó todas las diligencias fiscales que se habían abierto en contra del Rey emérito tras la regularización de los pagos que tenía pendientes con la Hacienda pública y cuando se comprobó que parte de hechos investigados estaban cubiertos por el tiempo de su ‘inviolabilidad’.
Pagos sobre actuaciones económicas irregulares en su vida privada que, en la carta que envió el pasado 5 de marzo a su hijo el Rey Felipe VI, don Juan Carlos dijo que ‘lamentaba profundamente’. Lo que fue una pública manera de pedir perdón. Al tiempo que anunciaba que mantendría su residencia en Abu Dhabi y que realizaría viajes esporádicos a España, como el que ahora concluye.
Y esperemos que bien a pesar de las diferencias y tensiones que hubo entre los dos monarcas, padre e hijo, con algunos incidentes. En parte por culpa de la injerencia del presidente Sánchez en la vida privada del Rey y Jefe del Estado, al que prohibió que su padre pernoctara en La Zarzuela, de igual y ridícula manera que se le ha prohibido distribuir imágenes del encuentro de hoy lunes entre ambos monarcas.
Dos prohibiciones que contradicen el Decreto, en vigor, 470/2014 por el que se le concedió a don Juan Carlos I el título honorífico y vitalicio de Rey y el ‘tratamiento y honores’ similares a los del Heredero de la Corona, lo que no se compadece con los vetos impuestos en la Zarzuela a don Juan Carlos I, salvo que se derogue el citado decreto.
Y esto, impuesto por Sánchez, está en el origen de desencuentros entre el padre y el hijo, y puede que también fuera Sánchez quien le impidió al Rey Felipe VI visitar a su padre durante su reciente viaje a Abu Dhabi. Lo que sin duda fue un error y lo que hubiera sido lógico y natural después de tanto tiempo alejados el uno del otro.
Y, aunque en La Zarzuela se ha impuesto un cerrojazo informativo, algo se sabrá de cómo discurrió la visita porque, precisamente la ‘transparencia’ les obliga a informar. Y esperemos que el encuentro entre el Rey Felipe VI y el Rey emérito haya discurrido bien, por el bien de su familia y la Institución por la que sin duda vela don Felipe VI, aunque debería hacerlo con más firmeza.
Y de acuerdo con su rango de Jefe del Estado y el mandato que le otorga la Constitución. Nuestra Carta Magna en la que en ninguno de sus artículos se le otorga al Jefe del Gobierno potestad para organizar la vida privada y la familiar del Jefe del Estado.
Y menos aún controlar o prohibir sus viajes por el territorio nacional, como ocurrió en otoño de 2020 cuando Sánchez le prohibió a Felipe VI asistir a un acto académico en Barcelona, lo que sin duda fue un abuso de poder y una flagrante ilegalidad que el monarca no debió aceptar.