Sofocada en buena medida la ola de solidaridad que sacudió la pasada edición ante una Ucrania recién invadida, Eurovisión regresa este sábado por sus fueros puramente musicales con esperanzas de otro buen resultado para España y un posible hito histórico si la sueca Loreen se declara ganadora.
De cumplirse los vaticinios consolidados desde que su candidatura fuera elegida hace dos meses, la ganadora del festival de 2012 con el emblemático Euphoria podría convertirse en la primera mujer con dos victorias (hazaña que hasta ahora solo atesora un hombre, Johnny Logan en 1980 y 1987) y su país empataría con Irlanda como la gran potencia de Eurovisión con 7 triunfos en total.
Su Tattoo, un catártico tema que sonará en noveno lugar y en el que ella se alza como una Atlas entre dos planchas que amenazan con aplastarla, deberá no obstante mantenerse firme frente a su más inmediato perseguidor, el finlandés Käärijä, que actuará poco después (puesto 13) con un Cha Cha Cha muy loco y divertido, como un cruce entre Rammstein y el mundo del 'anime' japonés.
Todos los expertos en Eurovisión parecen seguros de que este artista concitará muchos apoyos del público, sobre todo del más joven, pero las dudas surgen ante la opinión de unos jurados profesionales que presumiblemente sí valorarán la solidez vocal, la audacia compositiva y el pulso dramático de la nana por bulerías EaEa de la española Blanca Paloma.
Quinta o sexta en las apuestas, el gran hándicap de la ilicitana es que actuará en octavo lugar, uno por delante de Loreen, y en una primera mitad plagada de algunas de las propuestas más celebradas, como la francesa La Zarra con el tema disco Évidenmment (sexta) o el italiano Marco Mengoni con la balada Due vite (undécimo).
Para la segunda parte quedan otras propuestas a tener en cuenta, como la de la noruega Alessandra (Queen of kings, que cantará en el vigésimo puesto) o la israelí Noa Kirel (Unicorn, vigésimo tercera), así como la del ucraniano Tvorchi (décimo noveno con Heart of Steel y elegido en un programa retransmitido desde una estación de metro por las bombas a falta de comprobar el empuje residual del conflicto con Rusia).
En lo que respecta al concurso, será una edición con menos baladas que en 2022 en favor de una mayor presencia del folclor contemporaneizado (véase Albania, Moldavia, República Checa o la propia España) y cierta recuperación del rock (Finlandia, Australia y Alemania).
La divertida canción austríaca de Teya & Salena Who the hell is Edgard? será la encargada de abrir el turno de actuaciones un poco más tarde del inicio de la gala, previsto a la 9 de la noche (hora española), mientras que la ácida británica Mae Muller le echará el cierre con I wrote a song a las 26 canciones que compiten.
Este país eligió esa posición de forma directa, una prerrogativa como sede del evento, que se celebrará por primera vez desde el Liverpool Arena, en la ciudad cuna de los Beatles, ante la imposibilidad de acoger el festival por parte de Ucrania, que sí ejercerá de coanfitriona y verá a sus vigentes campeones, Kalush Orchestra, subirse al escenario de Eurovisión un año después.
Además de ellos, otros exparticipantes de la historia reciente del concurso volverán para interpretar una curiosa selección de temas británicos, del Imagine de John Lennon (por parte de Mahmood) a Round Round de Sugababes (Netta) o I turn to you de Mel C (Cornelia Jakobs).
Como peculariadad, por primera vez en la historia del festival la votación popular no estará restringida a Europa y a Australia, de forma que ciudadanos de países como los de Latinoamérica podrán apoyar a sus artistas favoritos, apoyos que contarán al final como un solo país, "resto del mundo", para ser sumados a los de los demás países a concurso.