Andaban los de Sálvame esperando la bomba de su aniquilación. Al final el rumor se ha convertido en noticia. Mediaset ha puesto fecha de caducidad al programa que presenta Jorge Javier Vázquez. Según publica El Mundo en exclusiva, el próximo viernes 16 de junio será la última vez que se emita Sálvame y sus sucedáneos en la parrilla.
Para rematar la sorpresa, parece que Ana Rosa Quintana será la responsable de cubrir el hueco vespertino que deja el programa de La fábrica de la tele. La reina de las mañanas acepta el reto de levantar las tardes de Telecinco y deja una patata caliente a quien le vaya a sustituir. Un 18% de cuota de pantalla no es una cifra fácil de alcanzar. Ella regresa a sus orígenes, pero el público con el que se topará no es el mismo, ni por asomo aquel que se sentaba a ver Extra Rosa.
Por primera vez en muchos años, la mañana tiene nombre de hombre. De no ser Joaquín Prat, no hay nadie en Mediaset capaz de asumir esa bravata mañanera. Ya se verá.
Tras este cambalache de parrilla, la siguiente incógnita será saber qué pasa con Jorge Javier, al que Paolo Vasile dejó blindado y bien blindado antes de su salida de Mediaset.
Que Sálvame agonizaba era un runrún entre las bambalinas televisivas. María Patiño ya lo dejó caer hace unos días, cuando hablando del final de Sálvame confesó que el sueño del equipo era llegar al 24. Estaba segura de que lo iban a conseguir. "Lo has entendido", le espetaba a Jorge Javier en directo. Pues va a ser que no. Que se quedan en el 23 y medio. Sálvame se estrenó como late night un 19 de marzo de 2009 y un mes después se convirtió en diario. Han sido 14 años de telebasura (27 de abril de 2009-16 de junio de 2023) R.I.P.
La llegada de Borja Prado
La llegada de Borja Prado a Mediaset anunciaba galerna. Algunos lo negaban, se suponía que el recién nombrado presidente no se iba a meter en esos berenjenales. Bastante tenía con la gestión y con los números. Lo cierto es que algo estaba cambiando en Mediaset cuando dio la orden de silenciar cualquier cosa que tuviera relación con la vendetta de Rocíito en plena cúspide de audiencia.
El expresidente de Endesa, íntimo de la Infanta Elena, hijo del valido de Juan Carlos I (Manuel Prado y Colón de Carvajal) sustituyó en el cargo a Alejandro Echevarría, primer directivo que abandonaba el barco de la gerontocracia que pilota la cadena de Fuencarral. Tenía por delante una ardua empresa. Reflotar la sangría de audiencia que, gota a gota, había ido erosionando a la cadena. Todo por culpa de una programación cansina, repetitiva que se ha retroalimentado durante años con la casquería emocional de dos sagas españolas (la Jurado y la Pantoja), una programación que ha abusado en exceso de la tiranía de Jorge Javier Vázquez y cía. Desde su púlpito, este grupo de predicadores cometieron el error de mezclar el mundo del corazón con la política. Esa fue su tumba.
Nadie es insustituible
Hubo un tiempo que los presentadores de Sálvame estaban convencidos de su poder y de que en televisión a nadie se le despide por hacer bien su trabajo. Eso dijo una ofendida María Patiño hace siglos. Cuando le ofrecieron 1.500 euros a Chelo García Cortés por hacer de presentadora y sustituir a la periodista gallega de alma andaluza. “No quiero, porque me sentiría humillada. A ningún presentador se le ha quitado nunca su trabajo, a no ser que lo hiciera mal. Chelo ha aceptado ese reto y no va a haber consecuencias, pero estoy jorobada".
La Patiño se sintió ofendida, degradada y menospreciada. Como si no supiera que esta profesión es lo más parecido a una noria. Hay que subir de la mano de la humildad y cuando se va de bajada, hay que hacerlo aferrándonos a la fortaleza. Nadie es insustituible. El problema surge cuando nos sujetamos al ego, cuando nos dejamos dominar por el narcisismo y nos consideramos la última Coca-Cola del desierto. El batacazo es sublime.
Borja Prado, poco a poco fue metiendo mano en el organigrama de Mediaset con la intención de que esa nueva guardia pretoriana fulminara de raíz todos los detritus que han enmugrecido la verdadera esencia del entretenimiento. Primer objetivo, organizar la salida a cámara lenta de Vasile. Aquello fue algo así como la crónica de una muerte anunciada que le dio la oportunidad al italiano de blindar a Jorge Javier Vázquez.
'Sálvame' y el blindaje de Vázquez
Así las cosas, el de Badalona mantendrá su relación con Mediaset, puesto que su contrato finaliza en 2025. Nada más llegar los consejeros delegados estudiaron qué hacer con él. El blindaje debe ser de aúpa. Vázquez seguramente continuará al frente de formatos como Supervivientes. Lo cierto es que JJ se sabe personaje non grato en la nueva Telecinco. Hace solo unos días, en una entrevista, confesaba que le quedaban dos años en televisión. "Lo que decidan, bien estará. La televisión no es mía y el nuevo equipo de directivos harán lo que considerasen oportuno con sus trabajadores".
Paolo Vasile dejó el timón del barco justo en uno de sus peores momentos. La cadena de Fuencarral se encontraba sumida en una crisis de audiencia y, lo que es peor, en una crisis reputacional que obligaría a los nuevos mandos a reflotar el barco que navegaba a la deriva. "Cierro la cuenta y me voy", dijo. A él solo le importaban los números y terminar el ejercicio, de nuevo, con beneficios.
Bicefalia
Y entonces llegaron ellos... Alessandro Salem y Massimo Musolino, dos nuevo consejeros delegados dispuestos a limpiar los pasillos de Mediaset. El nombramiento bicéfalo se hizo efectivo el pasado 1 de enero de 2023. Le sentó bien al mercado. De ahí que las acciones de Mediaset prolongaran su racha a la alza. No tanto a la parrilla de Telecinco, ni a su personal.
Salem y Musolino, Musolino y Salem se dividieron los frentes. Salem se convirtió en el nuevo Vasile y destituyó a la directora de Comunicación, Mirta Drago. Sandra Fernández fue la elegida como sucesora. La directora general de Medios de la Comunidad de Madrid abandonó el barco a tres meses de las elecciones y regresó a la casa en la que había dirigido Salsa Rosa. Un nombramiento extraño que alimenta la idea del viraje a la derecha de la cadena.
Ana Rosa gana la batalla a 'Sálvame'
La nueva Mediaset optó por abrir la mano a las productoras y acabar con el veto mafioso alimentado por Vasile. El grupo inició una nueva etapa en la anunciaron estar alerta ante el talento y no limitarse a trabajar con las empresas de su confianza. Se acabó la prohibición de recibir proyectos de determinadas productoras.
Por fin terminó la vendetta italiana contra empresas como Boomerang TV o Shine Iberia. La marcha de La Voz a Antena 3 y un conflicto con Macarena Rey, la máxima responsable de Shine, que en 2009 echó un pulso a Paolo Vasile cuando era la encargada de producir Pasapalabra, provocaron la ira del italiano su ajuste de cuentas nivel Cosa Nostra.
Tras la batalla de productoras por culpa de Rociíto, hoy es Ana Rosa la que se lleva el gato al agua. Su productora cada vez está más presente en Mediaset y La fábrica de la tele pierde peso. Sin Sálvame y sin sucedáneos tendrán que reinventarse. Más que nada porque Mediaset cuenta con una participación accionarial del 30% en la productora fundada por Oscar Cornejo y Adrián Madrid.