Las mejores frases del libro de Harry

El duque de Sussex vomita negro sobre blanco su vida, comparte sus recuerdos y no deja títere con cabeza en su autobiografía En la sombra. Casi todo lo que narra ya estaba apuntalado en el documental de Netflix, en el libro especifica y pormenoriza sus denuncias con escenas familiares, nombres y apellidos

Las memorias del príncipe Harry

EFELas memorias del príncipe Harry

El corsé de la familia real británica lleva tantos siglos ajustándose que cuando algún miembro decide aflojarlo un poco saltan todas las costuras. Harry, Harold, Spike, como prefieran llamarlo, creció teniendo claro que era el Repuesto. Un adjetivo del que se adueñaron los tabloides, pero que jamás fue fruto de su talento. Según confiesa en En la sombra (Plaza & Janés), su polémica autobiografía, fue una jerga utilizada a menudo por su padre, su madre, su abuelo, incluso, su abuela. "Lo decían sin ánimo de juicio, pero también sin ambages. Yo era la sombra, el actor secundario, el plan B". El asunto es que, a los Windsor, una familia de incapaces emocionales, el asunto del Repuesto les ha explotado en la cara.

De aquellos besos de polvo vienen estos lodos de indisciplina, desobediencia y sublevación. Después de leer las 557 páginas del libro, el título original, Spare (Repuesto), cobra más sentido que En la sombra, una traducción deslavazada que descarría por completo el hilo conductor de la historia.

Tras las ampollas que levantó la entrevista con Ophra Winfrey, tras el estreno del documental Harry y Meghan en Netflix, el duque de Sussex ha encorajinado al mundo entero que andaba mordiéndose los muñones esperando las dos entrevistas de promoción.

Dos días antes de que sus memorias salieran a la venta, la televisión británica emitió una entrevista la que el príncipe del pelo rojo confirmó que su relación con su hermano es inexistente y acusó a su familia de hacerle el juego a la prensa sensacionalista. Harry también concedió una entrevista a Tom Bradby que se vio en la CBS en la que negó que el libro estuviera escrito para herir a su familia y confesó que lo ha hecho para contar su verdad y estar en paz consigo mismo.

Al príncipe díscolo, como lo bautizó en su día la prensa, las críticas por su autobiografía le han llovido mucho antes de leerla. Lo cierto es que no desvela qué familiar se mostró preocupado o preocupada por el color de piel de Archie; sí entra al trapo de los rumores de paternidad. Confiesa que su padre, tras una franca conversación, le aseguró que el comandante Hewitt no era su verdadero padre.

Harry con Carlos III.

Harry con Carlos III.

Harry lanza el mensaje

Dividido en tres partes, a las que ha titulado La noche que me envuelve, Ensangrentado, pero no postrado y Capitán de mí alma, Harry evoca su infancia y su adolescencia tras la muerte de su madre; sus años en el ejército y su vida con Meghan hasta el divorcio con los Windsor y la muerte de Isabel II. Casi todo lo que narra ya estaba apuntalado en el documental de Netflix. En su autobiografía Harry especifica y pormenoriza sus denuncias con escenas familiares, nombres y apellidos.

Arranca el libro con el funeral de su abuelo Felipe de Edimburgo, Harry está nervioso, espera a su padre y a su hermano, los tres tienen una conversación pendiente, pero como marca el protocolo británico, arrancan con nimiedades. Cuando los hermanos llegan al meollo, la conversación se esfuma dando paso a una discusión tan acalorada que el entonces príncipe de Gales remata con un grito: "Basta, por favor, chicos, no convirtáis en un suplicio mis últimos años". En ese momento Harry se da cuenta de que ninguno de los dos parece conocer el porqué de su huida.

"Lo que pasaba es que no me conocían a mí. En absoluto. Quizá no me hubieran conocido nunca. Salta a la vista que no están en disposición de escuchar. Papá, Willy, mundo. Ahí va".

Así, el duque de Sussex vomita negro sobre blanco su versión de la historia y no deja títere con cabeza. Todas pasan por la guillotina del recuerdo, incluso la suya.

Diana

  • Aunque mi madre era una princesa y tenía nombre de diosa, ambos términos siempre se me habían antojado pobres, insuficientes. Mi madre, la mujer más reconocida del planeta y una de las más queridas, era sencillamente indescriptible; esa era la pura verdad. Había mucho que no recordaba, porque era muy niño cuando murió, pero lo milagroso era todo lo que si retenía: su sonrisa irresistible, sus ojos vulnerables, su amor infantil por el cine, la música, la ropa y los dulces… Y por nosotros. La gente olvida lo mucho que luchó por la paz.
  • En la legendaria frase de mi madre de que había tres personas en su matrimonio, pero su cálculo era erróneo. Nos dejó a Willy y a mi fuera de la ecuación.
Harry y Meghan.

Harry y Meghan.

Meghan

  • La belleza de esa mujer… desprendía una energía especial, revelaba una naturaleza alegre y juguetona. Obtenía toda esa información de su cara. Una cara luminosa y angelical.

Carlos III

  • Tenía 20 años cuando oí por primera vez la historia de las supuestas palabras de mi padre a mi madre el día de mi nacimiento: "¡Maravilloso! Ya me has dado un heredero y un repuesto; he cumplido con mi trabajo". A los pocos minutos de soltar esa cumbre de la comedia, mi padre salió a reunirse con su novia conque… Entre broma y broma, la verdad asoma.
  • A mi padre no solo le gustaban los libros, los glorificaba. Sobre todo, a Shakespeare.
  • Le dijimos que lo apoyábamos. Le dijimos que aprobábamos a Camila. "Pero por favor no te cases con ella. Estad juntos y punto". Mi padre anunció que se casaba. Le estrechamos la mano y le deseamos lo mejor.

Camila

  • Con la desaparición de mi madre, el cálculo daba un vuelco para inclinarse a favor de mi padre. Era libre para ver a la Otra Mujer, sin esconderse, tanto como quisiera. Pero verla no era suficiente: mi padre quería hacer partícipe a la opinión pública, actuar con luz y taquígrafos. Y el primer paso en esa dirección era ganarse a los niños.
  • Tengo un vago recuerdo, estaba tan calmada o aburrida como yo. A ninguno de los dos nos preocupaba demasiado la opinión del otro. Ella no era mi madre y yo no era su mayor obstáculo.
  • Ella, sin perder tiempo, empezó a desarrollar su estrategia a largo plazo, una campaña dirigida al matrimonio.
  • Por extraño que parezca, quería que Camila fuera feliz. ¿A lo mejor resultaba menos peligrosa siendo feliz?
  • Empezaron a aparecer noticias en todos los periódicos sobre su conversación con Willy, crónicas que recogen detalles minuciosos, ninguno de los cuales provenía de mi hermano, por supuesto. Solo podía haberlos filtrado la única otra persona presente. Para proteger a su hijo Tom Parker Bowles contó historias sobre Willy a la prensa a través del equipo de comunicación de Palacio.

Willy

  • Willy siempre había odiado que la gente cometiese el error de considerarnos un dos por uno.
  • Desde que éramos pequeños, Willy siempre había adoptado esa posición, ante todo. Yo tengo que acudir a él y arrodillarme expresa, directa y oficialmente si no, el heredero no me auxilia.
  • Había entrado en modo Heredero absoluto y no comprendía porqué yo no actuaba en mi papel de Repuesto, como era mi deber.
  • ¡Los rinocerontes y los elefantes son míos! No le preocupaba encontrar su verdadero objetivo sino proclamarse vencedor en la eterna competición frente a mí.
  • Me quedé de piedra cuando fui a recogerlo por la mañana y le vi la cara demacrada y los ojos rojos. Parecía que no había dormido nada. Nos subimos al Bentley de color ciruela. Hueles a alcohol. Eran las secuelas de la noche anterior. No hay duda de que las bodas son momentos felices, pero también son funerales velados, porque lo normal es que la gente desaparezca después de decir los votos. Willy no abrazaba a muchos desconocidos.
William, Kate, Meghan y Harry.

William, Kate, Meghan y Harry.

Kate

  • Me gustaba la nueva novia de Willy. Era despreocupada, dulce, amable. Había pasado un año sabático en Florencia, entendía de fotografía, de arte. Y de ropa. Le encantaba la ropa.
  • Me gustaba ver a Kate reír. Es más, me gustaba hacerla reír. Y se me daba bastante bien. Mi lado cómico totalmente transparente conectó con su lado cómico totalmente disimulado. Siempre que me preocupaba el hecho de que fuera Kate la que apartara a Willy de mí, me consolaba con la idea de los ataques de risa que disfrutaríamos en el futuro, y me decía a mí mismo lo genial que sería cuando tuviera una novia formal que pudiera reír con nosotros.
  • Kate puso cara de asco cuando Meghan le pidió un poco de brillo labial. Aquel gesto fue algo de lo que deberíamos haber podido reírnos poco tiempo después, pero dejó una pequeña huella. Entonces, la prensa intuyó que algo ocurría e intentó convertirlo en algo más tremendo.
  • Meghan, sé que fui yo quien te hizo llorar a ti. Meghan agradeció la disculpa, pero quiso saber por qué la prensa había dicho lo contrario y qué estaba haciéndose para aclararlo. Willy se recostó en el asiento y reconoció que… ejem, mientras nosotros estábamos de gira por Australia, Kate y él habían ido a cenar con Camilla y mi padre… y, por desgracia, dijo medio avergonzado, quizá él podría haber dejado escapar que había habido un conflicto entre las parejas.

Princesa Margarita

  • Era prácticamente una desconocida. Al hacerme mayor, la mujer no me inspiraba nada más allá que una ligera lástima y un gran nerviosismo.
  • A medida que me hacía mayor me asaltaba la idea de que la tía Margo y yo deberíamos haber sido amigos. Éramos dos Repuestos. Su relación con la abuela no era exactamente igual que la mía con Willy, pero se le parecía.
  • Cuando a principios de 2002 supe que había caído enferma, deseé haber tenido más tiempo para conocerla. Pero era demasiado tarde.

Eton

  • Eton estaba pensado para impactar, el impacto debía ser parte de sus estatutos. Decidí que lo mío en Eton sería el deporte. El rugby me permitía descargar la rabia, esa rabia mía que algunos se habían aficionado a llamar 'nube roja'.
  • El díscolo se convirtió en la corriente contra la que tenía que nadar. Las cosas habrían sido distintas si hubiera obtenido buenas notas. Pero no era así y todo el mundo lo sabía. Mis informes eran del dominio público.
  • Completé mi formación en Eton en junio de 2003 gracias a horas de duro trabajo y algunas clases particulares concertadas por mi padre. Y entonces me acusaron de copiar. Desolado quise emitir un comunicado y la casa real no me lo permitió. Así que tuve que quedarme de brazos cruzados mientras toda la prensa me llamaba copión y tonto a diario. Ese fue el inicio oficial del maldito apodo: el príncipe bobo. "Nunca te quejes, nunca des explicaciones", me decía mi padre.

Disfraz nazi

  • No pensé. Cuando vi las fotos reconocí de inmediato que tenía el cerebro apagado.

Medios de comunicación

  • Había tratado con la prensa británica toda la vida, pero nunca hasta entonces me habían señalado con el dedo.
  • Al final llegué a las fotos de mi madre. La envolvía unas luces, como auras, halos luminosos. El color de esas luces era el mismo que el de su pelo: dorado. Flashes, eran flashes. Esos hombres que la habían perseguido no dejaron de fotografiarla mientras ella yacía tirada en los asientos. Ninguno de esos paparazzi estaba ocupándose de cómo estaba mi madre, ni le ofrecían ayuda, ni la consolaban.
  • Willy iba a casarse. Primera noticia que tenía. La prensa publicó floridos artículos sobre el momento que me di cuenta de que Willy y Kate estaban hechos el uno para el otro y decidí regalarle el anillo de mi madre que me había tocado en herencia. El mítico zafiro. Nada de eso había pasado. Yo no tenía ningún anillo. Lo tenía él. No había previsto ese nivel de mentiras sin límite. Ante todo, no me había preparado para el racismo. ‘¿Se casará Harry con la realeza pandillera?’ Estaba furioso, sentía algo peor: vergüenza. ¿Mi madre patria? ¿Actuando así? ¿Con ella? ¿Con nosotros? ¿En serio?

Sexo

  • Mi reciente pérdida de la virginidad, un humillante episodio con una mujer mayor a la que le gustaban mucho los caballos y que me trató igual que a un joven semental. La monté deprisa, tras lo cual me dio un azote en el culo y me mandó a paseo. Uno de mis muchos errores fue dejar que ocurriera en un campo, justo detrás de un pub muy concurrido. Sin duda alguien nos había visto.
  • Mi padre se solidarizó conmigo cuando mencioné que se me habían quemado las orejas y las mejillas. Me costó contenerme para no hablar de más y contar que también se había visto afectado mi pene; de vuelta a casa, descubrí con horror que las orejas y las mejillas ya se me estaban curando, pero la verga no. No sé por qué era tan reacio a hablar de mi pene con mi padre o cualquiera de los caballeros allí presentes.
  • Le conté que había ido al Polo Norte y ahora tenía el Polo Sur congelado. Todo me cuesta. Sentarme, andar y del sexo mejor ni hablar.
  • Meghan abrió la puerta y me empujó dentro, no nos dio tiempo a colgar el cartel de 'no molestar'.

Drogas

  • Por supuesto que había estado tomando cocaína por aquella época. Durante un fin de semana de caza me habían ofrecido una raya, y desde entonces había consumido alguna más. No era muy divertido y no me hacía sentir especialmente contento como parecía que le pasaba a los demás, pero hacía que me sintiera diferente, y ese era mi objetivo principal. Sentir. Luego me di cuenta de que la cocaína no merecía la pena.
  • Las drogas psicodélicas también me ayudaban. Había experimentado con ellas a lo largo de los años, por simple diversión, pero ahora estaba empezando a tomarlas con fines terapéuticos. Como medicina.
Harry en una misión militar.

Harry en una misión militar.

Ejército

  • Los talibanes lo confirmaron mediante un comunicado. "El príncipe Harry era nuestro objetivo". La fecha del ataque tampoco se había dejado al azar. La habían organizado para que coincidiera con mi cumpleaños. Sin embargo, una cosa quedaba clara más allá de toda duda: los talibanes estaban al corriente de mi presencia en la base gracias a la cobertura de la prensa británica.
  • Cada vez que matábamos un objetivo, quedaba grabado en vídeo. Al apache no se le escapaba nada. Siempre podía decir con exactitud a cuántos combatientes enemigos había matado. Me parecía esencial no tener miedo a esa cifra. Así pues, mi número: veinticinco. No era un dato que me colmaba de satisfacción, pero tampoco me daba vergüenza.

Problemas psicológicos

  • Me sentía como si a diario cruzase un campo de minas psicológico y emocional. Papá, lo estoy pasando muy mal, con ataques de pánico y ansiedad. En 2015 dejé de salir de casa. Dejé de salir del todo. Nada de cenas con amigos, nada de fiestas, nada de nada. Sufría agorafobia. Cosa que no podía permitirme dada mi proyección pública.
  • Tardé en encontrar a una psicóloga que me gustara. Estaba claro que sufría estrés postraumático y eso me hizo atar cabos.
  • Qué surrealista, acudir a una psicóloga que ya conoce parte de tu historia vital. El dolor es lo único que me queda de ella. El dolor también me sostiene. Le expliqué que la mayoría de los recuerdos de mi madre ya no estaban. Mi madre no era unas imágenes, ni impresiones, era un agujero en mi corazón.
  • Necesitaba llorar. Me descargué hablando de mi padre, de Willy, de Camilla. El príncipe Harry despotricando sobre su familia. Aireando sus problemas. Los periódicos habrían hecho su agosto.