El volcán de Cumbre Vieja, principal activo turístico de La Palma seis meses después del inicio de la erupción

Medio año después de arrancar este desastre natural, el volcán aún humeante es un imán que hace subir el numero de visitantes en la Isla Bonita, que se van acercando a las cifras anteriores a la pandemia

Volcán de Cumbre Vieja

Alfredo MerinoVolcán de Cumbre Vieja La Palma. Foto: Alfredo Merino

Dan las doce del mediodía y la iglesia de la Sagrada Familia de Tajuya permanece muda. Ni un toque de campanas, ni altavoces, ni el menor ruido que señale la hora grande del día. Sólo el rumor del viento incansable que acaricia los fatales y codesos que cubren media ladera. La otra media no es más que una mancha oscura que desciende desordenada la pendiente.

Un nutrido grupo de personas sube la corta rampa que lleva a la amplia explanada. Igual que todos los días desde que comenzó todo, hoy hace seis meses justos. Fue el 19 de septiembre de 2021 cuando tembló la Tierra y allí en lo alto, donde ahora se erige el rotundo cono ribeteado de brillantes manchas amarillas, se abrió la tierra y comenzó a vomitar una columna de humo, lava y cenizas mientras un rugido sordo y feroz inundó la isla. Había nacido el volcán de Cumbre Vieja.

Desde la baranda de la explanada se retransmitió en directo y minuto a minuto durante durante 89 días consecutivos la explosión volcánica y el destructor avance de las coladas que sepultaron Todoque. Periodistas, cámaras, televisiones, fotógrafos y famosos del más diverso pelaje se encaramaron a la explanada para retransmitir la ira del volcán. El mirador de Tajuya se convirtió en el más famoso del mundo.

La erupción se declaró concluida el 28 de diciembre de 2021, pero la gente ha seguido acudiendo a Tajuya atraída por el fulgor y fuerza de la Tierra. Al menos para ver los vestigios que dejó sobre el terreno. Transcurridos seis meses desde el inicio de la erupción y tres desde que esta fue declarada finalizada, el volcán de Cumbre Vieja es el principal activo turístico de La Palma.

“Vienen de todas partes, pero estos últimos días son más los extranjeros, y los que vienen todos los días son turistas de cruceros”, señala la vecina que a la puerta de la iglesia vende camisetas, fotografías, frasquitos con cenizas del volcán, trozos de lava y otros objetos de un marketing volcánico elemental y directo con el que se recogen fondos para ayudar a los afectados por la erupción volcánica.

Con los vuelos aéreos suspendidos muchos días y reducida al máximo su periodicidad, el océano fue la única vía de comunicación. Para cualquier cosa, incluido el turismo. Los cruceros añadieron en sus singladuras una vuelta por el lado oeste de La Palma, para mostrar desde las aguas la erupción volcánica y las fajanas formadas por las coladas de lava.

Concluida la erupción, los cruceros continúan trayendo centenares de turistas a la Isla Bonita. Sólo que ahora, en vez de ver al volcán desde el mar, lo hacen desde el mirador de Tajuya. Desde el puerto, son transportados en guagua hasta Tajuya, bajan, se asoman al mirador, tiran cientos de fotos, exclaman admirados al ver que el volcán continúa expulsando un denso penacho de humo y en cuestión de minutos, regresan al autobús que les devuelve al barco.

En el Hotel H10 de Los Cancajos, junto al aeropuerto y la capital de la isla, Julio se afana en recepcionar al grupo de la tercera edad que acaba de llegar de Tenerife. “Hasta ahora no han venido, pero parece que a partir de ahora van a empezar a llegar estos grupos”, relata. Demetrio es uno de ellos. Ha venido desde Buenavista a pasar tres días en La Palma. “Cuando estuvo la explosión muchos días veíamos la columna de humo desde el pueblo, ahora voy a poder ver el volcán en directo”, exclama ilusionado.

El turismo de la tercera edad supondrá un balón de oxigeno para el hotel, uno de los más importantes de la isla, que ha vivido sus peores momentos los meses pasados. También los más solidarios. Y siguen “Todavía están alojados parte de los afectados por el volcán, que se quedaron sin casa. Hay un tercio de las habitaciones que todavía están ocupadas por ellos”, explica.

Turistas en el Roque de los Muchachos. Parque Nacional Caldera de Taburiente. La Palma. Foto: Alfredo Merino

En el otro lado de la isla, en Charco Azul, en destilerías Aldea Óscar explica en perfecto alemán a una pareja de turistas la elaboración de su Reserva Tradición, una selección de ron añejado un mínimo de 20 años. “Los extranjeros siguen viniendo y aquí lo hacen turistas con un nivel medio y medio alto. No tenemos estadísticas, pero se puede calcular que los últimos meses han venido en torno al 30 por ciento menos, eso en cuanto al número de turistas, pero aunque sean bastante menos, se gastan casi lo mismo que los que se gastaron los que nos vinieron aquel año”, explica.

En 2019, el último año anterior a la pandemia, visitaron La Palma 257.852 turistas. De ellos, la mayoría, casi el 40 por ciento procedieron de Alemania. Les siguieron los peninsulares, con el 20,1 por ciento, tras ellos ingleses, holandeses, franceses y resto de países de Europa. Vinieron para disfrutar de la naturaleza de la Isla Bonita en primer lugar, luego de su mar. Las actividades preferidas, el senderismo, el buceo y el astroturismo.

Esta semana ha nevado bastante en las cumbres. La carretera principal que lleva de Santa Cruz al Roque de los Muchachos está cerrada por placas de hielo y desprendimientos, consecuencia de las precipitaciones. Para subir a la cumbre hay que dar la vuelta por Hoya Grande, en el lado oeste. Un montón de kilómetros y un sinfín de curvas más. No es impedimento para que hoy haya alcanzado la cima una cincuenta de vehículos. Sus ocupantes se emocionan con la nieve que cubre el suelo y las rocas y, tiritando de frío, se asoman al otro lado de la cresta para contemplar los abismos de la Caldera de Taburiente, uno de los paisajes más impresionantes del mundo.

Unas decenas de metros y unas cuantas curvas más abajo de la cresta, se sitúa el flamante Centro de Visitantes. Esta referido a la exploración del espacio, no en vano lo rodean 21 observatorios astronómicos, que convierten al Roque de los Muchachos en el más importante del mundo. En el interior del centro, Álvaro explica la situación turística del lugar más atractivo de la isla, hasta la aparición del volcán de Cumbre Vieja. “La cosa empezó a animarse después de navidades. Desde entonces, los visitantes van aumentando poco a poco. La mayoría son extranjeros, aunque los fines de semana vienen mas canarios y peninsulares. Parece que en Semana Santa se va a animar la cosa, esperamos que empiece a venir, como todos los años turismo canario y peninsular, la reciente inauguración de este centro seguro que va a ayudar”, señala con un punto de esperanza.

Ayudarán sin duda el lanzamiento de bonos turísticos del plan ‘La Palma renace’, por parte de los Gobiernos central y canario. Suponen una inversión de 9,5 millones de euros, para 200.000 bonos, a 250 euros cada uno de ellos.