Hablamos de las ahora conocidas como madres solteras por elección, mujeres actuales.
Muy alejadas de aquellas “madres solteras” reprobadas socialmente hace no muchas décadas. Son mujeres que deciden su maternidad de forma voluntaria y libre, y, sobre todo, de forma soberana en cuanto a la manera y el momento.
Las causas, diversas y coherentes con nuestra sociedad actual, varían entre la imposibilidad de encontrar a la pareja adecuada, pasando por la homosexualidad hasta el factor biológico.
Este último resulta determinante y es hoy salvable gracias a los avances en la reproducción asistida. Si una mujer madura toma consciencia de que su edad fértil –a los 35 años hay un descenso importante de la fertilidad – llega a su fin y no reúne las condiciones óptimas (laborales, sentimentales o económicas) para quedarse embarazada, la vitrificación de óvulos le permite extraer su reserva ovárica, congelarla y después emplear este material genético el día de mañana para ser madre.
Puede ser que cuando esas condiciones se den, la mujer no tenga pareja y decida acometer la maternidad en solitario.
Otro escenario, desconocido para muchas pacientes que acuden a las clínicas de fertilidad, tal como explican desde EVA, tiene que ver con la llamada “menopausia precoz” y podría detectarse realizando un estudio de fertilidad. Esta prueba indica si la mujer presenta dificultades, y de qué grado, para tener hijos aunque se encuentre en edad fértil.
Así las cosas, ante un diagnóstico de este calado, la mujer decide acometer la maternidad en ese preciso momento aunque no tenga pareja.
A estas mujeres podríamos incluirlas en el perfil estadístico que aporta la Sociedad Española de Fertilidad. La SEF calcula que entre un 15% y un 20% de las mujeres que acuden a las clínicas de reproducción asistida lo hacen sin pareja. Además, de cada 10 niños adoptados en nuestro país, uno se integrará en una familia monoparental encabezada por una mujer.
El deseo de ser madre se antepone a las circunstancias sentimentales. El perfil principal de estas mujeres suele ser de edad entre los 35-45 años, con un nivel socio-económico medio-alto, buen estado emocional y una amplia red de apoyo.
En este sentido, las clínicas cuentan hoy en día con un equipo de ayuda psicológica para ayudar a quienes asumen en solitario el proceso del embarazo, el momento del parto y la crianza del bebé. Tal como explican desde Eva, es cierto que la maternidad en solitario resulta arriesgada, valiente y no carente de riesgos emocionales, pero no lo es menos que ofrece a la mujer unos grados considerables de autonomía y libertad.
Los tratamientos de fertilidad lo hacen posible. Los indicados para este supuesto son, además de la antes mencionada vitrificación de óvulos, la Inseminación artificial con semen de donante o la Fecundación In Vitro, en sus dos vertientes: con semen de donante, o con óvulos y semen de donante.
En la primera, conocida como IAD, se utilizan los espermatozoides de un donante anónimo, depositados y controlados en un banco de semen, de forma segura. Este material genético se inyecta en el útero mediante un sencillo sistema con una cánula artificial.
La segunda, la FIV, ya sea con semen de donante, o con ambos, donante de óvulos y de semen, se realiza en laboratorio, para luego transferir los embriones al útero de la gestante.
Los tratamientos de fertilidad realizados a mujeres solteras representan el 35% del total, según los datos de la Sociedad Española de Fertilidad. El 60% de los mismos se lleva a cabo mediante la inseminación artificial.
Clínicas Eva, 47 centros de reproducción asistida en España.