Gracias a Dios

Quien lee mi muro en las redes sociales sabe que no me tiembla el pulso a la hora de compartir las noticias que evidencian la maldad intrínseca y la degeneración más absoluta de las instituciones religiosas y de los representantes de dioses y profetas de uno y otro credo. Al final, el monoteísmo administrado por pervertidos con vestidos largos está demostrando que el infierno está muy cerca: bajo sus sotanas y túnicas. Si los imanes que captan fieles para radicalizarlos y que se inmolen haciendo caer a cuantos más infieles mejor me dan mucho miedo y mucho asco, las fechorías de los pederastas que reparten ostias consagradas me revuelven literalmente las entrañas. Sé que mis lectores entenderán que sobre esto, ni media broma admito.
GRACIAS A DIOS es una película de ficción inspirada en la historia de las víctimas del sacerdote Preynat en Lyon y en los inicios de la asociación “La palabra liberada”. La película cuenta la lucha de tres víctimas que consiguieron destapar uno de los escándalos más dolorosos que jamás haya salpicado a la Iglesia católica de Francia. Un hecho que refleja que los tiempos han cambiado y que por fin se ha roto la ley del silencio.
Con la sensibilidad que le caracteriza, Ozon cuenta la historia desde el punto de vista de las víctimas para indagar cómo vivieron su trauma, cómo se liberaron a través de la palabra y cuáles fueron las repercusiones familiares y sociales. Un largometraje que muestra nuevamente la indiscutible relevancia de François Ozon en el panorama cinematográfico actual, tanto por su prolífica carrera como su talento a la hora de saltar de género en género y la calidad de sus producciones.
El trío protagonista de la película lo forman los actores franceses Melvil Poupaud, Denis Ménochet y Swann Arlaud, que encarnan a tres de los personajes reales que fundaron la asociación: Alexandre, François y Pierre Emmanuel, los “héroes” que inspiraron a Ozon.
Más de 900.000 espectadores franceses han visto GRACIAS A DIOS desde que se estrenara el pasado 20 de febrero. Todo un logro para una película independiente que apenas unas semanas antes fue recibida con entusiasmo en la Berlinale. El jurado del festival le otorgó el Oso de Plata Gran Premio del Jurado, galardón que Ozon recibió con alegría “por un tema que significa mucho para mí, la protección de la infancia, y también por una película que rompe el silencio de los abusos sexuales en una institución muy poderosa”.