Tecnología: España despierta
A principios de este mes de noviembre, una empresa tecnológica española, de nombre Lleida.net (tomado de la ciudad catalana en donde tiene su origen, allá por el año 1995), se lanzaba a cotizar en uno de los segmentos del mercado de Wall Street. Es la primera empresa tecnológica española que cotiza en este mercado tras haber dado sus primeros pasos el año 2015 en el BME Growth (el MAB), mercado en donde cotizan pequeñas empresas, y más tarde en el mercado gemelo francés, el Euronext. a partir del año 2018.
La empresa tecnológica española, impulsada por un emprendedor nacional (Sisco Sapena) es una compañía poco conocida por el gran público en España, pero en los últimos meses, su ritmo de crecimiento en el sector en el que actúa está siendo muy elevado. Su cotización en el mercado bursátil español se ha multiplicado por más de seis veces en pocos meses.
Su negocio ha crecido como la espuma en los últimos meses al calor de la rápida expansión de la actividad relacionada con la firma digital y con los servicios de contratación y notificación electrónica certificada. Es una actividad que con la aparición y rápida expansión de la pandemia se ha visto multiplicada por varias veces y sus cifras, tanto de operaciones como de facturación y beneficios, están aumentando como la espuma. También su cotización. Todo ello dentro de unos baremos lógicamente modestos todavía, pero con expectativas de rápida expansión.
A veces se critica la escasa dedicación que en España reflejan las cifras de inversión destinadas a I+D. La investigación y el desarrollo representan en España apenas un 1,25% del PIB, porcentaje muy alejado del 4% que se invierten en Europa o del 6% que transita en los grandes países de esta actividad, como son Estados Unidos y más recientemente China. La velocidad de crecimiento de la actividad tecnológica se ha acelerado en estos últimos meses y algunos cálculos consideran que con la pandemia Europa avanzará en materia tecnológica, solo en un año, lo que en condiciones similares a las de estos últimos años habría requerido varios ejercicios anuales.
La dedicación de recursos a la I+D parece en trance de acelerarse en los próximos meses, según la responsable de los temas tecnológicos y digitales del Gobierno que es la vicepresidente económica Nadia Calviño. Según unas recientes declaraciones, España va a poder disponer de unos 20.000 millones de euros adicionales para invertir en este tipo de actividades durante los dos próximos años. Es un esfuerzo considerable que viene determinado no sólo por las ayudas europeas sino por la toma de conciencia que está extendiéndose en nuestro país, al igual que en toda Europa, impulsado además por las circunstancias en las que se mueve la actividad económica tanto por el efecto inducido de la pandemia como de la extensión de nuevas formas de desarrollo de la actividad productiva, como el teletrabajo y las nuevas condiciones de la movilidad. Es una buena noticia que España cuente con algún ejemplar destacado en este nuevo negocio, como es el caso de Lleida.net, pero resulta todavía una muestra escasa y bajo perfil para lo que un país como España necesita para engancharse a las corrientes europeas, que están en un momento clave para el desarrollo de las nuevas tecnologías con la finalidad de reducir la distancia que nos separa de los grandes del mundo tecnológico. Europa carece realmente de competidores a escala internacional para afrontar la batalla tecnológica, una carrera que no puede perder.