188 días sin impuestos
El día 27 de junio marca la frontera de la denominada “liberación fiscal”, es decir, el día a partir del cual, y hasta que acabe el año, los españoles (como promedio) dejamos de pagar impuestos para destinar el dinero a lo que buenamente nos apetezca. Es decir, los 177 primeros días del año no hacemos más que trabajar para pagar la totalidad de los impuestos y tributos, bien en forma de cotizaciones sociales, de IRPF, de IVA y de otros gravámenes diversos, entre ellos el IBI (el inmobiliario) que cobran los Ayuntamientos, en algunos casos con cierto exceso de celo.
Los pagos se toda índole se efectúan, eso sí, en cómodos plazos, por decirlo de alguna forma. Y no todos los ciudadanos tienen las mismas obligaciones, ni la zona geográfica del país en la que residen deja de marcar algunas diferencias, lo mismo que sucede con la edad, ya que a partir del momento de la jubilación aumentan las prestaciones recibidas y disminuyen las cargas fiscales.
Lo decía muy gráficamente Miguel Induráin, aquel navarro que ganó un montón de tours de Francia y otras grandes pruebas ciclistas, al que se le atribuye el reproche fiscal: de las dos piernas con las que corría en sus bicicletas, una pedaleaba solo para Hacienda. Con la otra se procuraba los ingresos necesarios para él y su familia. Es una proporción extrapolable al conjunto de los españoles, medio año trabajando para los demás y otra mitad del año para las necesidades propias.
Las cargas fiscales que soportamos los españoles se toman, por lo tanto, unas merecidas vacaciones a partir de esta semana y se puede decir que los 188 días que restan del año son libres de impuestos, de forma que todo el dinero que ganemos podremos dedicarlo a un merecido homenaje de gasto, consumo y ahorro después de haber cumplido generosamente con la Hacienda Pública.
De los 177 días de plena dedicación al pago de impuestos, la parte del león se le llevan los pagos de cotizaciones sociales, con poco más de 100 días, según estimaciones de los expertos que realizan cada año este ejercicio. El IRPF es el segundo tributo en importancia, al que le dedicamos el trabajo completo de poco más de un mes (35 días en concreto), mientras el IVA se lleva 25 días adicionales y los impuestos especiales (gasolinas, tabacos,…) unos once. El resto se lo reparten otros tributos de menor impacto, algunos de tipo local o autonómico.
La contraprestación por todos estos pagos al Estado la recibimos los españoles en forma de pensiones, sanidad, educación, gastos de funcionamiento de la maquinaria del Estado para los diversos cometidos del servicio público, inversiones en infraestructuras, defensa y una larga lista de obligaciones que le prestan al ciudadano medio con mayor o menor aprovechamiento.