Hay que saber mantener el tipo
Las fotografías del príncipe Carlos y su esposa Camilla en el interior de su Rolls Royce mientras este era zarandeado por estudiantes que se manifestaban contra el gobierno será, sin duda, la fotografía del año.
No tanto por la “agresión” de que eran objeto sino por la expresión de terror de la consorte y de sorpresa, desagradable ella, del Heredero. Era la primera vez que tal cosa les sucedía.
No así a sus padres, la reina Isabel y el príncipe Felipe, quienes fueron insultados cuando, de forma totalmente involuntaria, el coche en el que viajaban, en dirección al castillo de Sandringham, salpicó de barro a una mujer que presenciaba el paso de la comitiva.
- Muy de acuerdo con usted, señora – mascuyó la Soberana.
- ¿Qué es lo que dijo, querida? – le preguntó el consorte a su real esposa.
- ¡Canallas! – le respondió la Reina.
Cierto es que en esta ocasión, supo comportarse como quien es, si bien le habría gustado reaccionar de forma diferente a como lo hizo.
Uno de estos violentos motivos, les sucedió, a don Juan Carlos y doña Sofía, siendo todavía príncipes, a la salida del teatro María Guerrero de Madrid. Habían acudido invitados por Pilar Primo de Rivera para presenciar la actuación de los famosos Coros y Danzas de la Sección Femenina, que tanto juego dieron al régimen dentro y fuera de España.
Cuando, finalizada la representación de los bailes, se disponían a abandonar el teatro, se encontraron con que en el exterior se habían reunido decenas de jóvenes carlistas que vitoreaban a Carlos Hugo, otro pretendiente al trono de España con el silencio de Franco, cuando no con su consentimiento.
Los miembros de la escolta de los príncipes, que era la del general, les pidieron que aguardaran en el hall del teatro hasta que despejaran la calle. Don Juan Carlos, que suele crecerse ante la adversidad, se negó a ello y decidió salir.
En ese momento, arreciaron los gritos de los alborotadores que rodearon el coche zarandeándolo al tiempo que gritaban “¡Viva Carlos Hugo!” El príncipe, bajando el cristal de su ventanilla, respondió con un “¡Viva!”.
Cuando llegaron a La Zarzuela, y comentando el incidente con el marqués de Mondejar, doña Sofía explicó que ella estuvo a punto de haberles contestado con un ¡Viva Franco!
Con ello, la princesa quería dar a entender que aunque esos alborotadores eran la mano ejecutora, de otro, a lo peor, era la orden. Que así se las gastaba el general: Palo y zanahoria. Pero, de todas formas, don Juan Carlos supo mantener el tipo como en otras muchas ocasiones.