Desde el mismo momento en que somos concebidos, el organismo busca la manera de protegernos de agentes externos que pueden afectar la salud. Para ayudar con esta protección, surgen formulaciones biológicas que desencadenan una respuesta inmunológica, así es como funcionan las vacunas.
Estas surgen después de una investigación exhaustiva y un riguroso análisis de los agentes patógenos que causan la misma enfermedad y que son tratados para que, al entrar en contacto con el organismo, para activar los anticuerpos y, por tanto, al sistema de defensa con el que contamos.
Los anticuerpos son proteínas producidas por el sistema inmunológico que funcionan como un gran antivirus, algo así como el del ordenador, reaccionando ante la presencia de agentes extraños, como bacterias, virus o toxinas.
Se unen a un antígeno particular para llevar a cabo acciones para neutralizar al agente patógeno y proteger al organismo.
En este sentido, el propósito de las vacunas es el de estimular y entrenar al sistema inmunológico para reconocer y combatir agentes patógenos específicos, previniendo, protegiendo y erradicando enfermedades infecciosas.
Aunque hay millones de detractores de las vacunas, no es menos cierto que su desarrollo y uso continuo son fundamentales para salvaguardar nuestra salud y bienestar individual y colectivo.
Este artículo aclarará todas las dudas que pudieses tener sobre las vacunas y lo que ellas pueden hacer en tu organismo.
Qué es una vacuna
Las vacunas son productos biológicos diseñados para estimular el sistema inmunológico y prevenir enfermedades infecciosas.
Contienen partes inactivas o debilitadas de un agente patógeno (como bacterias o virus), o fragmentos de estos agentes (como proteínas o toxinas), que estimulan una respuesta inmunológica en el cuerpo sin causar la enfermedad completa.
Es por esta razón que, por ejemplo, cuando nos ponemos la vacuna de la influenza, sentimos un malestar similar al de un resfriado. Esto se debe a que el virus está siendo reconocido por los anticuerpos y este proceso puede tardar entre una y dos semanas.
Al recibir una vacuna, el sistema inmunológico se activa y puede desencadenar una respuesta leve y transitoria, como fiebre leve, dolores musculares o malestar general.
Es importante tener en cuenta que, si bien las vacunas no proporcionan una protección total, si reducen de manera significativa, el riesgo de contraer la enfermedad para la cual se está inmunizando y, por lo tanto, las complicaciones que pudiese tener.
Algunas de las enfermedades prevenibles con la vacunación, son: el covid-19, el cáncer cervicouterino, el cólera, la difteria, la fiebre amarilla, la fiebre tifoidea, la hepatitis B, la gripe, las infecciones por rotavirus, la meningitis, la neumonía, las paperas y la poliomielitis.
También se previenen enfermedades como la rabia, la rubéola, el sarampión, el tétanos, la tosferina y la varicela, entre otras.
¿Cuál es el objetivo de las vacunas y su propósito?
El principal objetivo de las vacunas es prevenir enfermedades infecciosas y proteger la salud de las personas a través de la estimulación y fortalecimiento del sistema inmunológico, el mecanismo de defensa natural del cuerpo.
Las vacunas buscan lograr la inmunidad individual y colectiva, como ocurrió con la covid-19 cuando, a mediados de marzo 2023, cerca del 72% de la población mundial, ya había recibido –al menos- una dosis de la inmunización.
El propósito de las vacunas es entrenar al sistema inmunológico para reconocer y combatir agentes patógenos específicos sin que la persona vacunada desarrolle la enfermedad completa y, por tanto, las complicaciones que ella conlleva.
¿Qué tipo o tipos de inmunidad proporcionan las vacunas?
De acuerdo con el mecanismo de protección involucrado, las vacunas pueden proporcionar diferentes tipos de inmunidad.
- Inmunización activa: Las vacunas estimulan al sistema inmunológico para producir una respuesta inmunológica activa, lo que significa que el propio cuerpo genera anticuerpos, llevando a que, cuando el organismo esté expuesto a ese agente patógeno en la vida real, este reaccione.
- Inmunidad humoral: Algunas vacunas promueven la producción de anticuerpos, los cuales circulan en la sangre y otros fluidos corporales, listos para reconocer y neutralizar al agente patógeno específico si se produce una infección.
- Inmunidad celular: Además de los anticuerpos, las vacunas también pueden desencadenar una respuesta inmunológica celular, activando los linfocitos T, que son capaces de reconocer y destruir células infectadas por el agente patógeno.
- Inmunidad de las mucosas: Las vacunas estimulan una respuesta inmunológica en las membranas mucosas del cuerpo, como las de la nariz, garganta y tracto gastrointestinal, ayudando a proteger contra las infecciones que ingresan a través de estas vías.
Es importante tener en cuenta que cada vacuna puede proporcionar uno o diferentes tipos de inmunidad para fortalecer el sistema inmunológico y prevenir la enfermedad o reducir su gravedad en caso de infección.
¿Por qué es tan importante vacunarse?
Las vacunas proporcionan un escudo de protección contra distintas enfermedades infecciosas y evitables.
Actúan en conjunto con las defensas naturales del cuerpo, creando inmunidad y reduciendo las probabilidades de contraer ciertas enfermedades o sufrir las complicaciones propias de la infección.
Una inmunización correcta disminuye las probabilidades de transmitir enfermedades a su familia y a la comunidad.
¿Qué es la inmunización activa y pasiva?
- Inmunización activa: Esta hace referencia a la estimulación del sistema inmunológico para producir una respuesta inmunológica activa, lo que significa que el propio cuerpo genera anticuerpos y células de memoria específicos contra un agente patógeno particular.
Estas vacunas contienen fragmentos no infecciosos de bacterias o virus, un toxoide o un microorganismo completo y vivo debilitado (atenuado) para que no cause la enfermedad
- Inmunización pasiva: En este caso, la protección inmunológica que se logra mediante la transferencia de anticuerpos específicos o componentes del sistema inmunológico de un individuo inmunizado a otro.
A diferencia de la inmunidad activa, donde el propio sistema inmunológico del individuo produce los anticuerpos, en la inmunización pasiva los anticuerpos se adquieren de fuentes externas.
Algunas de estas fuentes son la sangre y las globulinas hiperinmunitarias, provenientes de personas ya inmunizadas o que se recuperan por sí mismas de la enfermedad.
Conclusión
Hay muchos mitos sobre las vacunas. Incluso hay millones de detractores y movimientos antivacunas que aseguran que, lejos de representar beneficios al organismo, ponen en riesgo la salud de las personas.
Esta ha sido una de las excusas para que, una gran parte de la población mundial, no se haya inmunizado contra la Covid-19.
Sin embargo, son seguras, pues han pasado por un estricto proceso científico que permiten saber cómo funcionan las vacunas antes de ser aprobadas y aplicadas a la población que así lo requieren.