El Presupuesto de Defensa
El deseado giro de la estrategia de los EEUU hacia el teatro Asia-Pacífico es una de las razones del interés de Trump por liberarse de cargas en Europa, y que esta asuma su propia defensa incrementando sus gastos en Defensa, hasta alcanzar el preconizado 2% del PIB por la OTAN, en cada uno de sus socios, lo que permitiría a Trump ese giro estratégico. Y en el cumplimiento de esta línea se muestra nuestro Gobierno que ya ha anunciado el paulatino incremento del presupuesto de Defensa hasta alcanzar ese 2% deseado.
Cobran por lo tanto especial relieve las recientes afirmaciones de la ministra, doña Mª Dolores de Cospedal, avanzando un importante incremento en el Presupuesto de Defensa de 2017, algo que no deja de ser ficticio pues la realidad es que el gasto general del Estado no va a variar, toda vez que lo que hace la ministra no es más que incorporar al Presupuesto de Defensa la deuda de los Programas Especiales de Armamento (PEA,s), una deuda que hasta ahora se pagaba mediante anualidades de 1.000 millones de euros, fuera de la vía presupuestaria, por la vía de decretos-ley, un sistema que ha parado el Tribunal Constitucional por considerarlo fraude de ley.
Cabe decir entonces que estamos donde estábamos y la realidad es que - como ya he dicho - para el Estado el gasto no varía en la práctica. Buena prueba de que la situación es la misma en la que nos encontrábamos es lo que se deduce de la reciente comparecencia del nuevo Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), GE Don Fernando Alejandro Martínez, el pasado 25 de abril, ante la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados para defender los Presupuestos de 2017 cuando dijo que “las presentes restricciones presupuestarias se traducen en una minoración de la operatividad de las unidades no integradas en la Fuerza Conjunta”.
Apunto para el lector no avezado que la denominada Fuerza Conjunta tiene una entidad de 15.000 efectivos lo que evidentemente demuestra la previsible inoperatividad del resto de las FAS - unos 100.000 - y esto es muy serio ya que supone colocar a nuestra nación en una situación de cuasi indefensión.
Se muestre como se muestre la realidad es que el presupuesto de Defensa se ha reducido un 25% en los últimos cuatro años hasta unas cifras insostenibles y aún más grave es ver que el 70% de ese escasísimo presupuesto - el menor de toda la OTAN en tanto por ciento del PIB - se dedica a gastos de personal y aquí he de reconocer que también los ejércitos tenemos nuestra culpa manteniendo todavía algunas organizaciones redundantes e ineficientes.
La realidad es que como consecuencia de lo escrito en el párrafo anterior la operatividad de nuestras ya escasas unidades, así como la instrucción del personal están bajo mínimos. Cualquier aseveración que diga otra cosa - y la vamos a oír - es pura fantasía, lo diga quien lo diga.
No es cierto en absoluto que el incremento que se vislumbra en el proyecto de Ley de Presupuestos vaya a modificar nada de la situación presente que yo veo que sigue igual. Ese incremento del 30% del que se habla no es real pues lo único que se ha hecho es incluir en ese presupuesto 1.800 millones de euros correspondientes a la deuda de 2016 y a la prevista de 2017.
Nada tendría que objetar a cualquier medida reductora de los presupuestos asignados a la Defensa si de verdad pensara que no hay otra solución, pero sucede que me encuentro entre los muchos españoles que ven que la reducción del gasto general del Estado no se aplica allí donde una gran mayoría de españoles la ven necesaria, pues es obvio que es en la reforma estructural del Estado donde debería hacerse. Es por ello que mientras no se meta la tijera a este despilfarro continuado de las taifas comunitarias asusta ver como sí se hace con algo tan peligroso como con la seguridad de nuestra nación.
La realidad sigue siendo que España con 47 millones de habitantes ocupa dentro de la OTAN el penúltimo lugar en presupuesto de defensa “per cápita” y el último lugar en la participación en el PIB de ese presupuesto, por detrás de todos ellos. En mi opinión cualquiera sea la perspectiva que se adopte - presupuestos o gastos - España ocupa un papel desairado y poco acorde con su peso específico y supuesta vocación internacional y por mucha parafernalia que se demuestre no veo indicios que demuestren lo contrario.
Urge implantar y desarrollar una conciencia colectiva de la Defensa que permita al Gobierno que sea mantener unos presupuestos que posibiliten unas FAS bien dotadas y que sean garantía de una seguridad cada vez más endeble.
Claro que difícil tarea es esta cuando vemos al presidente Rajoy, obsesionado por mantenerse en el poder, abdicar de toda serie de principios - no me atrevió a decir cuáles pero me huele muy mal - para sacar adelante sus Presupuestos algo que estamos viendo en sus negociaciones con la Comunidad Autónoma Vasca. Las sonrisas de los dirigentes de esa taifa lo dicen todo.