Turquía
Haciendo una marcha a pie -ahora se llama senderismo- por la serranía de Ronda, paré a descansar en uno de los bellísimos pueblos de esa zona. Deambulaban por ahí algunos perros sueltos, tal vez vagabundos, si bien no tanto, pues constaté que la gente los daba de comer y hasta los reconocían con nombres. Me acuerdo de uno de color negro al que apodaban "turco". Más tarde, y en otra ocasión similar, pude observar que en un pueblo cercano, otro perro, también de color negro, acudía al nombre de "moro". Curioso. Alguien me comentó entonces que aún perdura en muchas zonas de esa parte de España el enorme temor que durante siglos se tenía a las incursiones de los piratas berberiscos, en definitiva al turco, que siempre estaba detrás; y tal parece que llamar a los perros oscuros con los nombres citados no es sino una reminiscencia subliminal de un pasado que parecía ya olvidado. Sí, nuestro vecino del otro lado de la cuenca mediterránea ha tenido una influencia notable en el devenir histórico de nuestra nación durante siglos.
Y, ¿hoy? ¿Qué pasa en Turquía ?
Abarca casi 800.000 kilómetros cuadrados y tiene una población de unos 80 millones de habitantes. Ubicada a caballo entre Europa y Asia, y asentada en medio de tres mares, ocupa una posición estratégica de suma importancia en la situación presente de Occidente y, en especial, por hallarse en pleno polvorín de Oriente Medio -ya un clásico- pero, hoy, aún más explosivo, si cabe.
Turquía es una nación nostálgica de su perdido imperio otomano y, por tanto, con claro espíritu de liderazgo en el mundo. También, aunque de cultura musulmana, es un país dividido entre los partidarios de la secularización de la vida pública y de los que, por el contrario, abogan por su islamización.
Turquía se encuentra hoy en una encrucijada de intereses, bastante incompatibles y opuestos, que hace en extremo complicada su situación política. Un auténtico galimatías difícil de comprender.
De entrada nos encontramos en llamas toda su periferia. Al sur de sus fronteras hay guerra en Irak y en Siria. Al norte una tensión creciente en el mar Negro y el conflicto de Ucrania. Al oeste la crisis griega, su secular antagonista. Y no olvidemos que la situación en Chipre se mantiene latente y que las relaciones con Israel fluctúan imprevisiblemente. En definitiva, Turquía, mire para donde mire, encuentra problemas que, desde el aspecto geopolítico, afectan a tres regiones importantes de Eurasia: Europa, Oriente Medio y la antigua Unión Soviética. Una situación en la que hay un balance imperfecto de poderes entre Turquía, Arabia Saudí e Irán. Antes dije galimatías y así es.
Irán apoya los movimientos anti suníes lo que se convierte en apoyos a Hezbollah en El Líbano y a Bashar Al Assad en Siria.
Para Arabia Saudí, Irán representa un enemigo claro así como el Estado Islamico e Israel comparte esta amenaza y ambos prefieren un Bashar Al Assad débil que un ISIS fuerte. El caos reina y todo está fuera de control ocasionando que, en cierta medida, los intereses de Israel coincidan con los de Irán. Ironías de la vida.
Y mientras, los EEUU combaten al Estado Islámico (EI) en medio de todo el "cacao maravillao".
Turquía, aliado -hoy por hoy importantísimo- de los EEUU, se opone al régimen sirio de Al Assad y además hay indicios fehacientes de su apoyo, en muchas ocasiones, al EI en contra de la actual disposición norteamericana; sin embargo, autoriza y cede el uso de bases USA en suelo turco para atacar a dicho movimiento.
Es muy posible que Vd, lector, si ha sido capaz de llegar hasta aquí se encuentre sumido en innumerables dudas sobre la situación. Tranquilo. Es algo que les ocurre incluso a los más expertos estrategas. Aquí no se aclara nadie, ni los propios protagonistas sobre el terreno, estos tal vez menos aún.
Dejando de lado, no por menos importante, la situación en el mar Negro y, en concreto, en el estrecho del Bósforo, veamos ahora, por la mayor o menor afectación que a nosotros nos atañe, la demanda de Turquía de ingresar en la Unión Europea. Digamos de entrada que la simple observancia de los números económicos nos demuestra que su no pertenencia a la UE no ha sido ni es perjudicial para Turquía sino todo lo contrario. Sin embargo las facciones turcas firmes partidarias de la no implicación de la religión en la sociedad se verían fortalecidas por la pertenencia a la UE mientras que los simpatizantes de lo contrario mantienen posiciones ambiguas y no muy deseosas de integrarse en Europa. De nuevo la incertidumbre y la polémica reina en su sociedad.
Turquía es un referente de gran importancia en el devenir de cualquier política en los tres ejes citados con anterioridad : Europa, Oriente Medio y Rusia.
Pasé algún tiempo en los Balcanes cuando la guerra de Bosnia-Herzegovina y soy consciente de la enorme influencia que Turquía dejó en aquellas tierras. Una impronta que se manifiesta en todo cuanto uno ve por allí. Una influencia islámica y oriental opuesta a la cristiana que representaba y todavía representa Serbia. Curioso, pero los EEUU apoyaron y apoyan en esas tierras esta opción oponiéndose a la cristiana de los serbios.
Intenté comprender algo de la situación balcánica a través del magnífico libro "un puente sobre el Drina", de Ivo Andrić. ¡No lo conseguí!
Pasaron ya los tiempos del adorado Mustafá Kemal Atatürk, un líder único y difícilmente repetible, como pasa en muchas otras ocasiones en la historia de las naciones. Él supo hacer de Turquía un gran país, moderno en muchos aspectos, y dejó un camino bien jalonado que, con gran probabilidad, se trata hoy de continuar, tras sus pasos.
Así, y en el complejo contexto de la zona, Turquía se convierte, con certeza, en un verdadero enigma y, o mucho me equivoco, o va a jugar en los próximos años un papel fundamental en el rompecabezas geoestratégico de esa delicadísima parte del planeta, fracturada por odios y riquezas, pero vital para Occidente. Sí, Turquía se debate entre dos mundos y según hacia donde se incline, así nos irá.