Actualidad
Actualidad
Política
Política
Empresa
Empresa
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial
Videos
Videos

Guatemala consolida inversión extranjera, pero aún debe liderar su potencial

.
Isabel Ortiz
10 de noviembre, 2025

Según estimaciones oficiales, Guatemala proyecta cerrar 2025 con USD 1875M en inversión extranjera directa, una mejora respecto a los USD 1653M del 2024. Aunque la tendencia es alentadora, los desafíos estructurales siguen conteniendo el potencial real del país.  

  • La economía avanza, pero aún lo hace con un lastre histórico: baja competitividad, infraestructura insuficiente y una institucionalidad que no logra acompañar el dinamismo del sector privado. El crecimiento es real, pero todavía frágil. 

 

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE POLÍTICA

Por qué importa. La inversión extranjera activa reportada por el Mineco —USD 1679.85M a octubre— confirma una ruta ascendente que, en términos macroeconómicos, debería fortalecer la generación de empleo y la diversificación productiva. Sin embargo, especialistas recuerdan que Guatemala continúa operando muy por debajo de su potencial. La IED equivale apenas al 1.6 % del PIB, un nivel bajo para un país que necesita empleos formales, infraestructura moderna y un entorno regulatorio competitivo. 

  • Para el investigador David Casasola, la tendencia muestra “una trayectoria creciente”, pero señala que eso no significa haber alcanzado un nivel adecuado. Su análisis subraya que Guatemala debe celebrar avances sin perder dimensión: los montos siguen siendo modestos. 

  • A pesar del crecimiento, la composición sectorial sigue inclinada hacia actividades financieras, dejando rezagados sectores con mayor capacidad de absorción laboral. La energía, metalmecánica, biotecnología y manufactura ligera tienen potencial, pero aún no alcanzan la escala necesaria para transformar el mercado laboral. 

  • Los vecinos se mueven más rápido. El Salvador y Honduras atraen IED equivalente al 2 %-3 % del PIB. Esta diferencia revela un rezago que ya no es coyuntural, sino estructural: carreteras deterioradas, puertos lentos, trámites complejos y un sistema regulatorio impredecible. 

 

Entre líneas. Aunque Guatemala gana visibilidad internacional gracias a misiones comerciales, ferias y esfuerzos diplomáticos, la base que sostiene esa promoción sigue siendo débil. El país depende más de ventanas de oportunidad que de una plataforma estable y moderna para atraer negocios de alto valor agregado. 

  • Casasola insiste en que “necesitamos inversión que genere oportunidades laborales”, recordando que no todo capital transforma la economía. La clave no es solo atraer, sino atraer lo correcto: industrias con encadenamientos productivos reales. 

  • La simplificación de trámites ayuda, pero no compensa puertos saturados, carreteras colapsadas y un sistema judicial lento. La promoción internacional funciona únicamente cuando existe un marco institucional confiable. Sin certeza jurídica, cualquier campaña es cosmética. 

  • Guatemala aún no consolida una política de Estado en competitividad. La falta de continuidad frena proyectos estratégicos y genera costos adicionales para empresas. Mientras otros países avanzan con infraestructura, desregulación y energía competitiva, Guatemala sigue atrapada en ciclos de improvisación. 

 

Lo que sigue. Para que Guatemala convierta crecimiento potencial en desarrollo tangible, deberá fortalecer su institucionalidad, mejorar su logística y asegurar una implementación técnica de las leyes aprobadas en esta administración. Los próximos pasos serán decisivos para determinar si la tendencia positiva se solidifica o se estanca. 

  • La aplicación de la Ley de Infraestructura y no politizar la aplicación de la Ley de Competencia será determinante. El investigador advierte que “el reto será que esas leyes funcionen”, subrayando que la ejecución importa más que la legislación en sí. Sin claridad regulatoria, aumentará la incertidumbre. 

  • Si el país avanza en puertos, carreteras, permisos y estándares regulatorios, podría aspirar a elevar la inversión al 4 %-5 % del PIB. Esa cifra acercaría a Guatemala a economías emergentes con estrategias sostenidas de competitividad. 

 

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE POLÍTICA

Guatemala consolida inversión extranjera, pero aún debe liderar su potencial

.
Isabel Ortiz
10 de noviembre, 2025

Según estimaciones oficiales, Guatemala proyecta cerrar 2025 con USD 1875M en inversión extranjera directa, una mejora respecto a los USD 1653M del 2024. Aunque la tendencia es alentadora, los desafíos estructurales siguen conteniendo el potencial real del país.  

  • La economía avanza, pero aún lo hace con un lastre histórico: baja competitividad, infraestructura insuficiente y una institucionalidad que no logra acompañar el dinamismo del sector privado. El crecimiento es real, pero todavía frágil. 

 

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE POLÍTICA

Por qué importa. La inversión extranjera activa reportada por el Mineco —USD 1679.85M a octubre— confirma una ruta ascendente que, en términos macroeconómicos, debería fortalecer la generación de empleo y la diversificación productiva. Sin embargo, especialistas recuerdan que Guatemala continúa operando muy por debajo de su potencial. La IED equivale apenas al 1.6 % del PIB, un nivel bajo para un país que necesita empleos formales, infraestructura moderna y un entorno regulatorio competitivo. 

  • Para el investigador David Casasola, la tendencia muestra “una trayectoria creciente”, pero señala que eso no significa haber alcanzado un nivel adecuado. Su análisis subraya que Guatemala debe celebrar avances sin perder dimensión: los montos siguen siendo modestos. 

  • A pesar del crecimiento, la composición sectorial sigue inclinada hacia actividades financieras, dejando rezagados sectores con mayor capacidad de absorción laboral. La energía, metalmecánica, biotecnología y manufactura ligera tienen potencial, pero aún no alcanzan la escala necesaria para transformar el mercado laboral. 

  • Los vecinos se mueven más rápido. El Salvador y Honduras atraen IED equivalente al 2 %-3 % del PIB. Esta diferencia revela un rezago que ya no es coyuntural, sino estructural: carreteras deterioradas, puertos lentos, trámites complejos y un sistema regulatorio impredecible. 

 

Entre líneas. Aunque Guatemala gana visibilidad internacional gracias a misiones comerciales, ferias y esfuerzos diplomáticos, la base que sostiene esa promoción sigue siendo débil. El país depende más de ventanas de oportunidad que de una plataforma estable y moderna para atraer negocios de alto valor agregado. 

  • Casasola insiste en que “necesitamos inversión que genere oportunidades laborales”, recordando que no todo capital transforma la economía. La clave no es solo atraer, sino atraer lo correcto: industrias con encadenamientos productivos reales. 

  • La simplificación de trámites ayuda, pero no compensa puertos saturados, carreteras colapsadas y un sistema judicial lento. La promoción internacional funciona únicamente cuando existe un marco institucional confiable. Sin certeza jurídica, cualquier campaña es cosmética. 

  • Guatemala aún no consolida una política de Estado en competitividad. La falta de continuidad frena proyectos estratégicos y genera costos adicionales para empresas. Mientras otros países avanzan con infraestructura, desregulación y energía competitiva, Guatemala sigue atrapada en ciclos de improvisación. 

 

Lo que sigue. Para que Guatemala convierta crecimiento potencial en desarrollo tangible, deberá fortalecer su institucionalidad, mejorar su logística y asegurar una implementación técnica de las leyes aprobadas en esta administración. Los próximos pasos serán decisivos para determinar si la tendencia positiva se solidifica o se estanca. 

  • La aplicación de la Ley de Infraestructura y no politizar la aplicación de la Ley de Competencia será determinante. El investigador advierte que “el reto será que esas leyes funcionen”, subrayando que la ejecución importa más que la legislación en sí. Sin claridad regulatoria, aumentará la incertidumbre. 

  • Si el país avanza en puertos, carreteras, permisos y estándares regulatorios, podría aspirar a elevar la inversión al 4 %-5 % del PIB. Esa cifra acercaría a Guatemala a economías emergentes con estrategias sostenidas de competitividad. 

 

¿Quiere recibir notificaciones de alertas?