Desde hace siglos, se les educa a las niñas como princesas, inculcándoles desde muy pequeñas que deben encontrar a su príncipe azul y vivir felices para siempre. Sin embargo, las cosas han cambiado mucho en los últimos años, y en la actualidad este es un concepto que se ha quedado totalmente obsoleto. Ahora bien, para muchos padres, que han crecido con la idea de que las niñas son unas princesas, no es fácil educar a sus hijas como guerreras. No se trata de enseñarles a que luchen contra todo y contra todos, sino de que sean personas fuertes, capaces de sacar todo su potencial.
Cuando se educa a las niñas para que sean princesas, lo que se les transmite es que son débiles, incapaces de cuidarse a sí mismas. Las mujeres guerreras se empiezan a crear en primera infancia, y el papel de los padres es fundamental para que crezcan sabiendo lo que valen. Sólo así el día de mañana serán mujeres con un gran potencial, capaces de enfrentarse a la vida sin necesidad de depender de otras personas.
Consejos para criar a niñas guerreras
Criar a niñas como princesas tiene consecuencias muy negativas en el largo plazo ya que el mensaje que reciben es que su valía depende única y exclusivamente de su aspecto físico. Además, censurar sus emociones en lugar de validarlas para que no puedan expresar lo que sienten puede dar lugar a problemas psicológicos de carácter grave a medida que crezcan.
Según alertan los expertos, las niñas que reciben este tipo de educación se convierten en mujeres inseguras, con miedos, que no saben poner límites ni valerse por sí mismas. Tampoco son capaces de tomar decisiones por ellas mismas, ni de anteponerse al resto. Las consecuencias son terribles porque pueden sufrir relaciones abusivas que les causarán graves daños emocionales. No se sentirán felices con la vida, ni serán capaces de disfrutarla.
La gran mayoría de los padres no lo hacen a propósito, de forma que de manera inconsciente están perjudicando el desarrollo de sus hijas diciéndoles que son la princesa de la casa o tratándolas de una forma diferente a los hijos. Por suerte, esta forma de crianza va cambiando y evolucionando ya que los padres se muestran cada vez más reflexivos acerca de lo importante que es educar a hijas e hijos de forma equitativa, de tal modo que todos, independientemente de su género, crezcan sabiendo cuáles son sus fortalezas internas.
Antiguamente, a todas las niñas se les educaba desde muy pequeñas para que fueran obedientes, sumisas, dulces y agradables. Es lo que la sociedad esperaba de ellas, de manera que no podían mostrar ni un ápice de fortaleza. Aunque las cosas han cambiado, todavía hay quienes les alaban por su físico o su belleza, pero no destacan nada acerca de su inteligencia, fortaleza o valentía.
Para criar a niñas guerreras, es imprescindible que los padres les proporcionen todas las herramientas necesarias para que crezcan sabiendo de su valía y se sientan seguras de ellas mismas. Para ello, se les puede mostrar ejemplos de mujeres, tanto conocidas como ánimas, como referentes de fuerza, entereza y valentía, a través de cuentos o películas.
Los padres tienen que ayudar a construir el autoestima de sus hijas, dándoles la oportunidad de acertar con sus decisiones, pero también de fallar. Tienen que aprender a subsanar los errores que han cometido ya que la autoestima se construye y crece gracias a la superación personal.
Más allá de las cualidades físicas, las niñas necesitan escuchar que son inteligentes, divertidas, valientes... Deben saber que sus sentimientos y emociones son importantes, así que nunca hay que reprimirlos, aunque sean negativos. Las niñas tienen que aprender a expresar y aceptar sus sentimientos y emociones desde la primera infancia.
Por supuesto, los padres deben servir como ejemplo para sus hijas. Deben cuidar sus actitudes y sus palabras, y, sobre todo, ellos mismos y su relación. Las madres deben mostrarse como mujeres saludables y libres, con las ideas firmes, que no se dejan dominar por nadie ni por nada.
Estos son los principales consejos que dan los expertos para criar a niñas guerreras y dejar atrás el concepto de princesas. Es el momento de dar un paso hacia delante.