45 delicias en un tarro
Siempre he pensado que hacer una buena ensalada no es algo fácil. No hablo de un simple (aunque digno) plato lleno de lechuga aliñada con aceite, vinagre y sal. Hablo de esas ensaladas que parecen lienzos impresionistas de los ingredientes que llevan, esas que funcionan con mezclas imposibles, que te sacan del hambre en unos pocos minutos y no necesitan muchos cacharros para ver la luz.
Una ensalada no es un punto de partida en la cocina, sino de llegada. Y siempre necesitas ideas para salir de la lechuga aliñada. La última tendencia, al parecer, es poner todos los ingredientes en distintas capas en un tarro transparente y llevarse la ensalada adónde uno prefiera: de picnic, a la oficina y hasta a casa de tus anfitriones.
Esta divertida práctica –que llega una vez más de Estados Unidos– es protagonista de un recetario recientemente publicado por Libros Cúpula que recopila nada menos que 45 recetas de ensaladas en un tarro.
Ensalada de verano de cous cous y melón, ensalada tailandesa picante con papaya verde, ensalada de hinojo y garbanzos con naranja, de pasta, col verde y beicon, de pulpo y habas con tomate y también ensaladas dulces a base de fruta como la ensalada de melocotón y frambuesa a la infusión de verbena o el sagú con leche de coco y lichis.
Son sólo algunas de las variaciones saladas y dulces de la mezcla de verdura, fruta y proteínas que bien conocemos. El criterio que hay que seguir para montar una buena ensalada en un tarro es poner la salsa en el fondo y luego disponer los ingredientes según su peso.
Primero los ingredientes más pesados bien pegados a las paredes del tarro y luego los más ligeros, como la lechuga, arriba del todo y sin apretar demasiado. También hay que acordarse de secar bien las frutas y hortalizas para que no quede demasiado líquido en el tarro.
La ventaja de esta técnica es que consigue obviar a un límite típico de la ensalada, es decir, que no se puede preparar la noche anterior. Unas hojas de lechuga aliñadas permanecen crujientes unos minutos, comerlas el día siguiente sería una tortura. Única advertencia: el pescado. Si la receta lleva pescado, habrá que añadir este ingrediente siempre en el último minuto.
Aparte de las recetas de ensaladas, el libro contiene también diez recetas de salsas saladas y dulces para aliñar. Desde la de cebolla tierna y de yogur, pasando por el caramelo a la mantequilla, la salsa de miel y la de fruta de la pasión. Más de cincuenta ideas prácticas, sencillas y bonitas para enfrentarnos con éxito al incipiente calor.
Imágenes: 1_Ensalada de invierno con calabaza y granada; 2_Ensalada de arroz con pollo a la parrilla y mango; 3_Portada del libro