Llega la harina de café
Lo admito: soy mujer de un solo café. Por la mañana, hasta que no meto la nariz en mi tacita de café no soy persona, pero después de eso no repito. El café en otros momentos del día no me sabe igual.
Bien, dirán los que aborrecen el café y demás sustancias "cafeínicas", mejor para ti. Pero las cosas no son tan simples. Recientes estudios han demostrado que el café alargaría la vida de sus adeptos.
Todavía no se ha aclarado qué es exactamente lo que convierte el café en una bebida saludable, pero todo apunta a que el responsable podría ser el ácido clorogénico, un antioxidante que ayudaría entre otras cosas a metabolizar más rápidamente la glucosa.
Lo que pasa es que este antioxidante no sobrevive o casi a las temperaturas y los tiempos de un proceso normal de tueste.
La solución a este problema la acaba de encontrar Daniel Perlman, biofísico y profesor de la Brandeis University de Massachusetts. El profesor Perlman ha descubierto y patentado un nuevo ingrediente, una harina hecha a partir de granos de café semitostados (es decir, tostados a una temperatura más baja que la habitual y durante menos tiempo) y molidos.
Esos granos de cafés molidos, que no sirven como bebida dado que el proceso de tueste en cuestión impide que saquen el aroma y el sabor al que estamos acostumbrados, sí se podrían utilizar para mezclar con las harinas tradicionales para hacer bollos, con los zumos y el propio café para recuperar el “ácido clorogénico perdido”.
Aparte de ser rica en antioxidantes, esta harina de café también tendría un sabor “avellanado, agradable y suave” y dependiendo de la cantidad en la que se utilice proporcionaría el mismo estímulo que una taza de café.
No sé si esta harina se convertirá en un ingrediente más de nuestras despensas. Sí sé que no hay mejor manera de empezar el año que con la llegada de un ingrediente nuevo. Los que no beben café quizá se dejen seducir y hagan una excepción. Los que sí lo bebemos, ya estamos fantaseando con un desayuno a base solo de café.