Legumbres, 'mon amour'
Con las legumbres peleo desde siempre. Las lentejas protagonizan uno de mis peores recuerdos gastronómicos. Una vez me tocó comerlas en casa de mi tía: era pequeña, no había otra cosa para comer y quería quedar bien. Me acuerdo que cogía un trozo de pan grande y le echaba encima tres o cuatro lentejas guisadas para que el bocado fuese menos duro de tragar. Recientemente me puse a prueba. Pensé que quizá las lentejas me gustarían ahora que soy mayorcita y como de todo, pero no. Volví a dejar todo el plato.
Las judías las comí sólo en el hospital tras dar a luz: tenía un hambre de lobo y no me enteraba muy bien de nada, así que comí judías bajo la mirada asombrada de mi marido. Los guisantes tampoco me entusiasman: sólo conseguí apaciguarme con esta legumbre cuando comí en el restaurante de Ramon Freixa, pero, claro, esa crema de guisantes era pura magia.
Los garbanzos son las únicas legumbres que me gustan: me encanta la pasta casera con sopa de garbanzos (cíciri e tría, en el dialecto de mi pueblo), la crema de garbanzos, los falafel y el hummus.
Dadas las premisas, resulta consecuente el hecho de que a la hora de cocinar legumbres mi creatividad ronda el cero.
Por eso me alegro por la reciente llegada a mis estanterías de un libro que reúne algo así como 150 recetas centradas en las legumbres y los cereales. No un libro cualquiera sino ‘El gran libro de los cereales, semillas y legumbres’.
El título puede sonar pretencioso, pero la verdad es que este recetario escrito por la cocinera escritora estadounidense Molly Brown es un tesoro para los que andamos desprovistos de ganas de comer legumbres y recetas heredadas de generación en generación.
Casi 300 páginas que empiezan por lo más obvio –una cuidada clasificación de los cereales, las legumbres, los arroces y las semillas según sus propiedades y características– y avanzan con decenas y decenas de recetas divididas en nueve apartados: desayuno; sopas; ensaladas; guisos; pilafs, risotti y paellas; platos únicos; acompañamientos; meriendas y postres y panes y crackers.
Porridge de seis cereales, sopa de judías blancas con tocino ahumado, cous cous al limón con salmón, puré de habas, beicon y menta, carrilleras de cerdo, cebada y lentejas con mostaza, vasitos de cereales crujientes, ciruelas y yogur, pastel multisemillas de zanahorias, pan de avellanas e higos.
Son sólo algunas de las preciosas recetas (las fotos de Deirdre Rooney también son preciosas) recogidas en este libro. Aparte de las principales, también hay recetas extras más sencillas de hacer y fichas prácticas sobre cómo hacer germinar los cereales, las legumbres y las semillas, cómo hacer el gomasio (mezcla de sal y sésamo utilizada en la cocina japonesa) o el dukka (mezcla de avellanas, sésamo y especias utilizada en la cocina egipcia) o cómo hacer pan de quinoa.
Decir que me encanta este libro sobra. Los que no comemos legumbres, ya no tenemos excusas para reincidir en este delito.