¿Qué hace un garito de pintxos en un hotel de lujo?
He comido dos veces en A Fuego Negro. La primera vez me llevé una sorpresa y la segunda, también. Gente de pie tomándose un vino, gente en la calle charlando a pesar del frío, un comedor decorado hasta los más mínimos detalles, música, arte urbano, vinitos klasikorros y pinxtos que del pintxo guardan la esencia, el bocado que pide otro bocado, el relax, la charla, pero no la forma.
A Fuego Negro es un "garito de pintxos" que empezó su andadura hace casi 10 años de la mano de dos hermanos encantadores, Edorta Lamo, que se encarga también de la cocina, y Amaia García. En su minicocina conviven la cultura gastronómica tradicional vasca, el amor al producto y cachivaches tecnoemocionales para deshidratar o cocer al vacío a bajas temperaturas.
Entre su barra y su comedor hay decenas de personas trabajando para proporcionar al cliente alta cocina como si no fuera con ellos. La carta de A Fuego Negro también es un compromiso entre la tradición, la innovación (y la diversión): hay aceitunas con vermut, que en realidad son aceitunas gordal rellenas de gelatina de vermut. Y también hay rabas, pero los aros están hechos de calamar, verdura picada, tinta, luego se congelan en minimoldes circulares, se rebozan y se fríen. Y son, para mí, uno de los platos más recomendables de la carta.
El único defecto de A Fuego Negro es que habría que desplazarse cada fin de semana al casco antiguo de San Sebastián para picotear sus trampantojos. Lo cual, si vives en Madrid, es bastante complicado y difícil de costear.
Menos mal que la primavera llega con una buena noticia: a partir de mañana y hasta el próximo 29 de marzo el Urso Hotel & Spa de Madrid –un hotel boutique de cinco estrellas en la zona de Alonso Martínez– acogerá al equipo de A Fuego Negro en el marco de The Table by, un proyecto de restaurante pop up desarrollado por la agencia Better.
A Fuego Negro es el quinto de los seis restaurantes que hasta ahora se han turnado en un espacio que cambia según el restaurante que llega a Madrid.
Al parecer, en esta ocasión el cambio ha sido radical: habrá una zona de barras y un comedor como en A Fuego Negro y la propuesta gastronómica se articula en dos formatos: menú degustación –uno de diez platos por 35€ y otro de 13 por 50€– y pintxos sueltos "de pizarra" con precios que rondan los 4€. En el primer caso, hay que reservar, en el segundo haces (y comes) lo que te da la gana y cuando te da la gana.
También hay una propuesta especial para el domingueo: los domingos que A Fuego Negro estará en Madrid, de 13 a 16h, habrá una sesión vermut con DJ. No es una frivolidad, ese local no se entiende sin una buena dosis de música negra. Después del Rastro y antes del paseo en el Retiro, merece la pena dejar que un poco de San Sebastián se "cuele" en un típico domingo madrileño.
Imágenes: 1_Black Rabas ©Roke; Edorta Lamo ©Roke; 3_A Fuego Negro ©Roke