El pan de cada día
Hace unos días fui a dar un paseo con mi niño por una de las calles más lujosas de Madrid. Hacía frío, pero hacía sol. Con el carrito pasé al lado de la terraza de una panadería cafetería. Las mesas estaban casi todas libres, típica mañana de un día laboral.
Desconozco si esa cafetería tiene algún tipo de política relativa a la gestión de los panes, los cruasanes o los bollos que puedan sobrar cada día o si participa en cualquier tipo de proyecto solidario, pero a alguien de esa panadería en algún momento se le ocurrió utilizar unos pedazos de pan (de pan de verdad) para sujetar la carta.
Por este motivo, cuando un chico que pedía en la calle pasó al lado de esa terraza al mismo tiempo que yo le vi agarrar uno de esos pedazos de pan, llevárselo a un banco y comérselo. En un primer momento, la cosa me extrañó y lo mismo les pasó a unos chicos que echaban un cigarro en alguna pausa cigarro de alguna oficina de la lujosa calle madrileña. Nos pareció a todos “raro”, cuando en realidad lo “raro” es que alguien desperdicie un trozo un pan para sujetar la carta de un restaurante.
Vivimos en un clima de Carnaval constante en el que lo “raro” se ha convertido en algo tan “normal” que o no le prestamos ninguna atención –cada año en este planeta que nos parece a punto de explotar de comida mueren millones de niños por causas relacionadas con la desnutrición– o, cuando nos toca de cerca, nos estropea la pausa cigarro.
Ayer vi este video de Action Against Hunger en el cual unos niños de diferentes edades comparten su sándwich nada más ver que el plato del otro está vacío. El vídeo no es reciente, pero miradlo y compartidlo de todas formas. Hace falta acordarse de que el hambre es un problema actual, global y difícil de solucionar y que, sin embargo, cuando alguien tiene hambre todos sabemos lo que hay que hacer: compartir.
A partir de la semana que viene, por ejemplo, arranca en España la cuarta edición de la iniciativa Operación Café promovida Acción Contra el Hambre. Desde el 1 hasta el 15 de marzo, si nos tomamos un café en uno de los establecimientos que se suman a esta iniciativa, 0,10€ serán destinados a la prevención, diagnóstico y tratamiento de la desnutrición. También se puede participar directamente, dejando dinero en una hucha o mandando un sms. Si el pan y el café están a nuestro alcance, también lo está luchar contra el hambre en la medida que sea.