Perritos calientes. Caseros y perfectos
Lo admito. No soy una gran fan del perrito caliente. Creo que me gusta menos que la hamburguesa, que ya me gusta poco. Para disculparme, he de decir que nunca he probado un perrito caliente de verdad, uno de esos que saben a celuloide y polvo metropolitano estadounidense.
Tampoco creo que tenga mucho sentido intentar reproducir en casa –o en cualquier otra superficie delimitada por cuatro paredes– una comida que se prepara y se degusta en la calle así de bien.
Sin embargo, recientemente he tropezado con un libro que me ha hecho dudar tanto de mis sentimientos hacia el perrito caliente como de mi rechazo a acogerlo en casa de vez en cuando.
El libro se titula ‘Hot Dog Gourmand’, está escrito por Stéphane Reynaud, también autor de ‘Cerdo e hijos’, y reúne decenas de recetas de perritos calientes según el tipo de salchicha que vayamos a utilizar.
Creo que de momento el libro no está disponible en el mercado español, pero aquí podéis ver un adelanto (haciendo click en 'Guarda l'anteprima') de esta pequeña joya que disecciona el placer de comerse un hot dog, como de si de una autopsia se tratara, dedicando secciones específicas a cada uno de sus ingredientes.
Salchicha de “masa fina” (Estrasburgo, Frankfurt, Viena); de “masa gruesa” (Merguez, Montbéliard, Tolosa); pan (hay tres recetas para hacer en casa el pan perfecto para el perrito caliente perfecto); patatas y chips; anillos de cebolla; ensaladas y, cómo no, salsas, desde el ketchup casero a la BBQ pasando por el pesto y la mítica sweet relish.
Perrito 'Belle' (con salchicha de Estrasburgo, mostaza agridulce y ketchup), 'Dolcissimo' (Frankfurt, pasas y ensalada de mostaza), 'Rocco' (salchicha Merguez, frutos secos y especias), 'Caesar' (salchicha de pollo, lechuga, anchoas y parmesano). Son sólo algunas de las 60 recetas contenidas en este libro.
60 ideas que son sólo un punto de partida, puesto que el autor nos invita a “buscar, probar, adaptar y pasarlo bien con sabores diferentes”.
Porque, ya se sabe, “ningún bocadillo tiene una vocación más cosmopolita que un perrito caliente”.