Reconozco que soy un animalista bastante imperfecto y egoísta, que mi conocimiento de la mayoría de los animales es escaso y que, aun rechazando toda violencia contra cualquiera de ellos, solo me preocupan aquellos que a lo largo de los últimos cuarenta años han formado y siguen formando parte de mi familia como miembros de pleno derecho. Siempre, del primer día al último, han caminado a nuestro lado.
Soy perro, muy perro. Y soy galgo, siempre galgo, infinitamente galgo ahora que han sido condenados, que los han declarado oficialmente de segunda categoría, que son carne de cañón, que se han convertido en parias, en animales a los que matar sale prácticamente gratis en la mayoría de las ocasiones gracias a la novísima Ley Animal que da carta blanca para que puedan ser torturados con arreglo a la legislación vigente. Una ley con aspectos positivos pero con un borrón que lo empaña todo.
Yo galgo o podenco o cualquiera de esas razas desgraciadas que tienen/tenemos la infinita mala suerte de alimentar el negocio de las temporadas de caza y que cuando estas concluyen son/somos arrastrados al abandono más miserable, cuando no a morir de hambre, de un disparo o ahorcados en cualquier árbol.
Yo creía que vivía en un país en el que todos tenían/teníamos derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que en ningún caso pudieran/pudiéramos ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes… y que todos eran/éramos iguales ante la ley, sin que prevalezca discriminación alguna por razón de nacimiento, raza… Yo lo creía, porque lo he leído en la Constitución, pero estaba muy equivocado. Yo creía, por lo tanto, que todos los perros son/somos iguales, que mismo perro misma ley… pero sigo estando muy equivocado.

Animales hacinados en una jaula.
PSOE y Podemos -al final los morados claudicaron y dejaron a los perros de caza fuera de la ley- y también el PP han dividido a los perros de este país entre los que tienen derechos y la posibilidad de tener una vida digna y los que aun siendo seres dotados de la misma sensibilidad que los anteriores son condenados a la desprotección absoluta, a la muerte segura, a la femera del olvido.
Leonardo da Vinci dejó escrito: "El hombre es en verdad el rey de todos los animales, pues su crueldad sobrepasa a la de estos. Vivimos de la muerte de otros. ¡Somos tumbas andantes! Llegará el día en que los hombres serán juzgados por la muerte de un animal como hoy se juzga el asesinato de un hombre".
Lo peor de todo es que la carta de naturaleza de esta tortura legal a la que son arrastrados muchos perros la otorga un Gobierno con el apoyo de la mayoría del Congreso de los Diputados. Esto es lo realmente triste. Y en defensa de la caza, del business y de sus votantes se han puesto de acuerdo hasta el PP, Vox y el PSOE.
El despropósito no es cosa de salvajes ni de esos asesinos de los que habla Da Vinci. La salvajada legal es obra de diputados -me refiero especialmente a los socialistas, pero también a los populares- que, aun no creyendo excesivamente en lo votado, aun considerando, quiero creer, que no debería haber perros de primera y de segunda clase, aceptan el atropello por cuestiones electorales, para no castigar en este año de urnas a esas comunidades autónomas gobernadas por unos u otros que tienen en la caza y en todo lo que se mueve a su alrededor un medio de vida basado en la muerte.
Y no cuela que se quiera meter en el mismo saco de abandonados a los perros que trabajan con la Policía o el Ejército, a los de asistencia en terremotos u otros desastres naturales o a los perros guía de la ONCE o a los que se dedican al pastoreo. No cuela esta despreciable coartada. Sus condiciones de vida, que no de muerte, son distintas a la de esos parias que se dedican, pobres, a la caza. Todos los anteriormente citados son cuidados y hasta mimados con esmero durante todo el año, mientras que los que se dedican a mantener el divertimento de unos cuantos únicamente son válidos cuando empiezan los disparos y abandonados cuando no maltratados o desaparecidos cuando se guardan las escopetas.
Sad story of Gazpacho😞Found dying on a roundabout, doesn't it make you angry? This small boy has no chip but has an estimated age of around 7- 8yrs & weighs only 10.65kg. After spending the night in hospital we’re waiting for news to see if he can come out🙏🏻send him love❤️ pic.twitter.com/9e5H065GSC
— Galgos del Sol (@GalgosdelSol) February 14, 2023
Quién me iba a decir a mí que vivía en un país en el que nuestros legisladores podrían ser equiparados a Eva y Carmelo, los dos animales que en noviembre de 2017 tiraron a Katalina por la ventana de su casa –"ladraba mucho", dijeron- en el 118 de la calle Camino Real de Lugo y a quienes la juez Pilar de Lara impuso una orden de alejamiento, la primera en nuestro país, para que no volvieran a acercarse a Kata en su puta vida.
"Quien desprecia la vida -podía leerse en el auto de la juez De Lara- hasta el punto de maltratar o abandonar a un animal, habitualmente también despliega su instinto agresivo contra una mujer, los hijos, ancianos, vecinos u otros ciudadanos a los que considera inferiores".
¿Qué diferencia hay entre quienes maltratan abiertamente a un perro de compañía y los que permiten, con la ley en la mano, que otros perros puedan ser maltratados, abandonados a su suerte por dedicarse sus presuntos dueños a la caza, o puedan morir de hambre, o torturados hasta su último aliento? ¿Qué diferencia existe entre Eva y Carmelo y nuestros legisladores? ¿Qué diferencia existe entre quienes tiran a Katalina por la ventana y quienes permiten con su actuación que otras Katalinas puedan salir volando en función de su raza?
Seguimos teniendo mucho que aprender en nuestro país. Y si no me creen les invito a ver los 100 casos de este Dossier de los Horrores que ha preparado niunmaltratomas.org de la Fundación Franz Weber.
"La ocasión se presenta con un cúmulo de dificultades y debemos elevarnos a la altura de la ocasión... Conciudadanos, no podemos escapar de la historia... La línea a seguir es clara, pacífica, generosa, justa", dijo Abraham Lincoln en su mensaje anual al Congreso el 1 de diciembre de 1862. Hablaba de la esclavitud.
Aquí, ahora, no hemos querido estar a la altura y hemos dejado escapar la historia. Casi 161 años después, la esclavitud de algunos perros -el mejor amigo del hombre, dicen- seguirá siendo legal.