Las maletas con ruedas son parte importantísima del ajuar personal de los entrenadores de fútbol. Al menos, siempre se les ha adjudicado tal complemento para su constante viajera. Los resultados adversos son condena casi inmediata. Le ocurrió a Quique Setién en el Villarreal y su sustituto en el banquillo, Pacheta, se sospecha que ayer tenía la valija preparada. Ganar le salvó del despido. Que estas situaciones ocurran en clubes desde la zona media hacia abajo no sorprenden porque son frecuentes y se dan varias veces todas las temporada. Lo que resuelta menos habitual es que se pongan en la picota técnicos de clubes de primer orden como Xavi en el Barcelona. Antes de su llegada ya circularon teorías sobre su aptitud para un equipo con tanto historial y tanta necesidad de ganar títulos. Llegó de entrenar en Arabia Saudí lo que no era excelente carta de presentación. En la temporada pasada en Liga estuvo a la altura de lo que se le pedía aunque en Europa no dio la talla. Este año las circunstancias son muy distintas. Ya se han volcado sobre él todas las dudas que hasta ahora no habían sido proclamadas.
No están gustando las alineaciones, ni los métodos futbolísticos que practica el conjunto. Se han tapado algunos de los que pudieron ser casi dramas con la aparición de jovencitos que marcaron goles cuando más lo necesitaban. Las apariciones de Yamine Lamal, Fermin y Guiu en momentos precisos le salvaron los muebles. Las presencias de los futbolistas en formación fue, en ocasiones, la coartada. Si se perdía se consideraba que había justificación. Las lesiones de De Jong, importantísima, la de Pedri que todavía no está en su puesta a punto total, más otras circunstanciales como Araujo, Lewandowski y Sergi Roberto son bajas sensibles. Pero ello no justifica plenamente que el juego que practica no sea ni chicha ni limoná.
El Barça no juega como cuando Xavi formaba parte del equipo mejor de la historita barcelonista y tampoco busca las victorias con rapidez, verticalidad y tensión. Prueba de ello fueron las manifestaciones de Gundogan, que no gustaron, porque denunció la falta de más ímpetu durante el juego.
Xavi se ha especializado en buscar excusas con las que intenta difuminar la auténtica realidad. Y ya no cuelan.
Posdata. En Larnaca (Chipre) donde jugaron Maccabi de Haifa y Villarrreal (1-2), se guardó un minuto de silencio por las víctimas israelíes. Dos jugadores del Villarreal, Mandi y Akhomach, musulmanes, no estuvieron en la fila del centro del campo. El Villarreal hizo saber al club israelí y a la UEFA, que ellos guardarían el minuto de silencio por todas las víctimas inocentes del conflicto.