Xavi, entrenador del Barcelona ha comenzado a justificar su despido si tal sucede. En etapa de graves crisis de juego, en tiempo en que el equipo no gusta ni a los suyos, en etapa en la que gana casi de milagro, el entrenador, que en anteriores comparecencias surtió de argumentos banales a los medios informativos, en su última aparición ha resbalado y se supone que, de ahora en adelante, no podrá contar con grandes elogios. Xavi ha culpado a los periodistas del mal juego de su equipo. Según opina, los jugadores no juegan debidamente porque están muy presionados por las críticas en que se denuncian sus defectos. Tras la derrota ante el Madrid fue un barcelonista, Gundogan, quien afirmó que al equipo le había faltado capacidad de reacción para enfrentarse al adversario. Dicho a la pata la llana sus compañeros carecieron del ímpetu suficiente para justificar su presencia en el campo.
Xavi se ha especializado esta temporada en culpar al clima, la altura de la hierba del terreno de juego y cuantos argumentos poco fundamentados ha pronunciado en los momentos en que el juego de los suyos no ha podido ser bendecido. Brindis al sol. Xavi se ha podido defender en determinados momentos con el argumento de las bajas, algunas realmente sensibles, pero las alineaciones que hace no son siempre razonables. La prueba está en las modificaciones que cae en las segundas partes. Cambiar algún jugador por falta de rendimiento en el encuentro es decisión coherente. Lo que no es tan defendible es cambiar cuatro o cinco futbolistas en las segundas partes. Ello es consecuencia de que sus primeras decisiones, que han de ser las más acertadas, han sido errores a veces grotescos. En el fútbol está casi todo inventado. Sobre todo, los diestros, a la derecha y los zurdos, a la izquierda. Los defensas, atrás y los delanteros, delante. El Barça que dirige ya ni siquiera llena el Estadio de Montjuic. Hay que buscar nueva excusa.
Posdata. Marcelino García Toral, siete años después, ha vuelto al Villarreal. Se supone que en el mercado invernal podrá contar con algún refuerzo. El club vendió por importe de 109 millones de euros y fichó mediocridades.