Trump entre la cárcel y La Casa Blanca

Donald Trump, en la Feria Estatal de Iowa, el pasado 12 de agosto

EFEDonald Trump, en la Feria Estatal de Iowa, el pasado 12 de agosto

En los meses en que concluía nuestra guerra civil la ciudad de Atlanta en Georgia vio durante una fechas multiplicada por 12 su población. Se estrenaba “Lo que el viento se llevó” y probablemente un millón de personas se agolparon para ver aún de manera fugaz a mi idolatrado Clark Gable, Vivien Leigh o Olivia de Havilland.

Al principio de 2024 Atlanta va a ser testigo de un revuelo mediático también de considerables proporciones. Estados Unidos va a estar pendiente de lo que ocurre en uno de sus juzgados.

Esta semana Trump ha recibido en el estado de Georgia una cuarta y seria imputación: la de intentar inclinar ilegalmente el resultado de la votación en ese Estado hace tres años cuando perdió la presidencia.

Es sabido que ha sido asimismo imputado en Nueva York y Florida con diferentes cargos y que el fiscal Jack Smith ha fijado el 2 de enero para comenzar el juicio de una acusación con calado: la de que Trump incitó o permaneció pasivo durante el golpe de Estado del día de Reyes cuando sus partidarios enfervorizados asaltaron nada menos que el Capitolio para protestar por el resultado de la elección, un hecho que ensució enormemente la imagen de Estados Unidos.

La acumulación de cargos y procesos contra el antiguo presidente, algo inédito en la historia del país, reviste una especial importancia no ya por la calidad del personaje sino porque la campaña electoral se acerca y, last but not least, Trump parece que será el candidato republicano. Los sondeos le dan unas cifras arrolladoras frente a los otros candidatos de su partido. Hoy, por ejemplo, Trump aplastaría al segundo aspirante del partido, al gobernador de Florida DeSantis 54 a 14 en intención de voto. No menos curioso es que Trump, a pesar de las imputaciones, algunas comprobadas para muchos, por ejemplo que compró el silencio de una actriz porno durante la campaña electoral para que no empañara su imagen o la de que sustrajo documentos confidenciales y los trasladó a su domicilio después de abandonar La Casa Blanca, tiene unas encuestas bastante alarmantes para el presidente Biden. En la intención nacional de voto Trump talonea al presidente. Este tiene 44’ 8 y Trump 44’1.

Los no pocos partidarios del ex presidente han comprado por lo tanto, en momentos de enorme polarización, que hay una caza de brujas de especial ensañamiento contra Trump.

Una pregunta del millón en este contexto es si Trump puede ser candidato en estas circunstancias. Parece que puede. La Constitución americana solo establece tres requisitos: haber nacido en Estados Unidos, residir allí un mínimo de 14 años y haber cumplido los 35. Ya hubo un político hace años, Víctor Debs, que participó en la elección desde la cárcel.

Muy probablemente Trump, si elegido en las primarias a principios de año, hará la campaña electoral saltando de un mitin ante sus partidarios a una declaración en uno de los juzgados. No parece que aunque el ministerio público pueda convencer al jurado o al juez de que Trump se involucró en algo que huele a insurrección o sedición ( enmienda 14), allí no ha habido como en España con los golpistas catalanes rebaja de la tipificación de ese delito, los procesos y apelaciones se alargarían de tal forma que Trump podía estar, es una posibilidad, asentado en La Casa Blanca en la fecha que fuera condenado.

No es probable pero tampoco imposible. ¿Podría indultarse a sí mismo?

Hay opiniones de todos los gustos y las veremos otro día.

Sobre el autor de esta publicación

Inocencio Arias

Andaluz, es un veterano diplomático con más de cuarenta años en la profesión y que ha ocupado cargos importantes en el Ministerio de Exteriores con los tres gobiernos anteriores de la democracia.

Ha sido, curiosamente, Portavoz Oficial del Ministerio con la UCD, el PSOE y el PP amén de Secretario de Estado de Cooperación (segundo cargo del Ministerio) con el PSOE de F. Gonzalez y Embajador en la Onu con el PP de Aznar, etc.

Fue durante dos años Director General del Real Madrid. Ha sido profesor en la Complutense y en la Carlos III.

Ha colaborado profusamente en varias publicaciones, radio… y publicado tres libros: “Tres mitos del Real Madrid”( Plaza y Janés), ”Confesiones de un diplomático”(Planeta) y recientemente con Eva Celada “La trastienda de la diplomacia” (Plaza Janés) que ha agotado en poco tiempo tres ediciones.

Es seguidor del Real Madrid y forofo de Chejov, Mozart y Di Stéfano.