La diputación de Barcelona se gobierna desde 2019 (para sorpresa de algunos) mediante un pacto entre socialistas y convergentes (ahora Junts) con preferencia al PSC que ocupa la presidencia. Se trata de la materialización de la llamada “sociovergencia” entendida como confluencia entre los socialistas catalanes y los soberanistas de Pujol; una alianza que se suponía conveniente, entre gentes centristas de orden, pero que nunca se materializó como vector de la política catalana. Una aspiración de la burguesía catalana que no llegó a materializarse. La Convergencia de Pujol aspiró y logró mayorías suficientes y los socialistas de Maragall y Montilla optaron por el pacto de izquierdas con ERC y el PSUC evolucionado a verde, el tripartito.
Ya en este siglo el pacto entre los soberanistas (ERC-Convergencia, con ayudas de otras izquierdas) dio de lado la sociovergencia para componer una mayoría independentista que cayó víctima del procés. Entretanto los socialistas españoles, Zapatero y Sánchez, se han entendido con ERC con pactos parlamentarios convenientes, sobre todo, para los socialistas. Sin ERC Sánchez no hubiera llegado a la Moncloa, ni podría mantenerse.
Las municipales van a dar una nueva oportunidad a la sociovergencia por imposición aritmética. Gobernar Barcelona es ocupar el segundo (y tercer) asiento importante de Cataluña: Ayuntamiento y Diputación. Antes de la aparición de Xavier Trías en la liza municipal la sociovergencia carecía de sentido, tras la irrupción de Trías la situación ha cambiado. Todas las encuestas confirman que Trías será el primero con entre el 25 y 30% de los votos y más de doce de los 41 asientos. El segundo puesto para Collboni con un resultado suficiente para sumar mayoría (21 asientos). Los otros dos partidos con tirón son ERC y Colau, descolgados de la alcaldía. Por detrás PP, Vox y las otras listas centristas que pueden quedar fuera y en posición irrelevante.
La sociovergencia resucita a los herederos de Convergencia y debilita a ERC al tiempo que coloca al PSC en el espacio central de la política catalana. En resumen, un complejo modelo de realismo pragmático, de alianzas variables y múltiples que dejan al procés en segundo plano para acreditar que en política la aritmética manda…