“Lo peor, lo peor con diferencia de Pedro Sánchez es que, ahora mismo, es una máquina de votantes del PP”. La frase es de un viejo socialista desmoralizado.
La reflexión es de la semana pasada, tras el calentón del revolcón dominical y el anuncio de elecciones; me la vuelve a repetir tras el party -“más bien aquelarre”, dice- del presidente del Gobierno con sus diputados y senadores; y otra vez lo verbaliza este último lunes tras la petición de debates a espuertas de Sánchez.
“No quiere entender nada. Utiliza la palabra socialdemocracia y al mismo tiempo su discurso parece salido de la boca del Pablo Iglesias más rancio. No sólo no ha explicado qué se ha hecho mal, que ha sido mucho, sino que parece querer incidir en los errores de bulto que nos han colocado donde estamos. ¡Si sólo le faltó pedirles el voto a los seguidores de Podemos e incluso a los de Yolanda!”
Este otro PSOE, el que no estaba ni está para fiestas ni aplaudiendo a rabiar a Sánchez, el que más bien llora amargamente tras el fiasco sin paliativos del 28M, el que es más PSOE que ninguno, veía venir lo que al final ha llegado e intuye lo que va a llegar en julio si nadie lo remedia. Por eso muchos no entienden la nula autocrítica del presidente con sus diputados y senadores ni la actitud de estos: tantas palmas, tanto fervor, tanto golpe de corazón y tanta sonrisa. “¿De qué se reía la ministra Montero?”, se preguntan.
Dice el diccionario de la RAE de la palabra aquelarre, la que cita sin parar mi interlocutor, que es la “junta o reunión de brujos y brujas, con la supuesta intervención del demonio ordinariamente en figura de macho cabrío, para sus prácticas mágicas o supersticiosas”. Y dice este dirigente cabreado e indignado, pero sobre todo entristecido, que es una definición perfecta para explicar la reunión del miércoles que no deja de ser un resumen bastante elocuente de lo fácil que es para el presidente hacer lo que le da la gana con el partido.
Digan lo que digan desde la Moncloa y Ferraz, añade, “la campaña va a ser muy complicada, sino un completo desastre; va a ser una campaña de perdedores, demoledora, apagada, triste desde el principio y aparentemente sin ninguna esperanza. ¿Qué puede ofrecer él que se crean ya los ciudadanos? Nada. Cero. Sánchez ya no tiene mucha credibilidad. Cree, además, que estos comicios no van a ser tanto contra el PSOE, como contra él”.
Es el sentir general entre muchos socialistas que Podemos y Bildu, o lo que es igual Iglesias y Otegi, han finiquitado a este PSOE
Añade en este punto que “no nos debemos dejar engañar con nuestro 28 por ciento de voto; este porcentaje puede ser ficticio. Hemos sacado este resultado porque quienes estaban en los carteles eran nuestros presidentes y nuestros alcaldes y los ciudadanos votan lo que han visto en sus pueblos y comunidades; ahora el cartel va a ser Pedro Sánchez y el resultado, nos tememos, va a ser diferente”.
Es el sentir general entre muchos socialistas -estos días en el PSOE habla todo el mundo aunque sea en voz baja- que Podemos y Bildu, o lo que es igual Iglesias y Otegi, han finiquitado a este PSOE, “que realmente lleva mucho tiempo sin ser el partido que era antes, el de siempre y el de tanta gente, pero es el que hay ahora y el que presumiblemente va a estar en las listas del 23J”.
Nicolás Redondo Terreros era muy claro este lunes en La Razón: “Necesitamos un PSOE con discurso propio, que no sea el de ERC, Bildu o Podemos”.
“Nuestro electorado de toda la vida", señala otro dirigente socialista valenciano, "se está haciendo mayor y es mucho más tranquilo; es socialdemócrata, por definición; es el de siempre y no entiende muy bien eso de arremeter contra las empresas, los bancos o los medios de comunicación, siempre a rebufo de Podemos. Empresas y bancos ha habido toda la vida y también medios de comunicación, unos a favor y otros en contra. Siempre ha sido igual. ¿Qué nos pasa?”.
Y lo que menos entiende este votante de siempre, sentencian, menos incluso que lo de Bildu, es que Sánchez, desde su análisis, se haya doblegado a Podemos, como se vio con la ley del 'sólo sí es sí' o la trans. “El Gobierno de coalición ha sido un lastre, algo que nunca se ha entendido de verdad. Nuestro votante de siempre no soporta al PC, a Podemos, a Iglesias, a Montero o a Belarra. No los puede soportar. ¿Y queremos seguir con ellos?”
Este otro PSOE confía en que no se cometan errores pasados y que se haga una campaña electoral y unas listas electorales -en las que los barones defenestrados quieren meter a quienes se han quedado en el paro tras el 28M- con vistas al día después y no para salvaguardar al actual líder.
Cuando se hacen listas para un resultado tan complicado como el que se espera, insisten, se suele caer en la tentación de llenarlas con gente de la máxima confianza de la dirección “para no tener líos”, en lugar de hacerlas con caras nuevas que puedan convertirse en una alternativa válida el 24 de julio si fuera necesario.
Sánchez, están seguros, va a estar más cerca “de echar mano de lo malo conocido, pero seguro, que de lo bueno por conocer, pero incontrolable”. (Manuel Sánchez ya contó aquí el drama de las listas que vienen.)
También sería un error mayúsculo, dicen, seguir pensando que lo de ¡que viene la derecha! va a ser rentable electoralmente. “No funcionó en las autonómicas de Andalucía, ni en las de Castilla y León, ni en las del 2021 de Madrid, en las que Gabilondo, achuchado por Pablo Iglesias, dijo aquello de que ‘hay que parar al fascismo’. Y como hemos visto tampoco ha funcionado ahora. ¿Por qué va a funcionar el 23 de julio?”, añaden y temen que los acuerdos con Bildu han acabado “blanqueando” cualquier pacto del PP con la extrema derecha.
Luego están los socialistas vengativos, los que tienen cuentas pendientes con el jefe, los que se han sentido maltratados y apartados y hablan más desde el rencor que desde la equidad
La tercera vía del PSOE, esa que no está ni entregada al líder ni tan asqueada de su política, piensa que todavía es posible frenar a Feijóo. Aunque sigue estando en contra de la política de alianzas de Sánchez, opina que “se han hecho muchas cosas bien a lo largo de esta legislatura, bastante más de las que muchos que ahora le critican en el partido son capaces de enumerar; lo que sí parece claro es que no se han sabido vender”.
Luego están los socialistas vengativos, los que tienen cuentas pendientes con el jefe, los que se han sentido maltratados y apartados y hablan más desde el rencor que desde la equidad; los que ya quieren matarlo otra vez cuando todavía no ha dejado de respirar; los que han estado agazapados y en silencio y han esperado el traspiés para levantar la voz. Tiempos de ajustes de cuentas como Esther Palomera explica perfectamente en este artículo en elDiario.es.
Pero también hay quien todavía espera que se vuelva a subir a su viejo Peugeot, que vuelva a resucitar de entre los muertos como lo hizo tras aquél 1 de octubre de 2016 en el que su partido lo expulsó del paraíso. Las expectativas son malas pero los datos reales, no tanto. Y él lo sabe.
El PP necesita a Vox y el partido de Abascal ha perdido en estas autonómicas y municipales dos millones de votos con respecto a las segundas generales de 2019. Opinan que si Yolanda Díaz es la tercera fuerza política con Sumar, por delante de la extrema derecha, hay posibilidades de repetir el Gobierno de coalición, aunque Feijóo fuera el más votado. “Aunque eso significara volver a las andadas con Bildu y compañía…”
“Es verdad, como te ha dicho alguien del partido, que Sánchez es visto desde hace demasiado tiempo como una máquina de hacer votos para el PP por la nula empatía que desprende y por ese antisanchismo que parece haber cuajado en un sector de la ciudadanía, pero no lo es menos que si alguien es capaz de darle la vuelta a esto es Pedro Sánchez, es el único capaz de ganar a Feijóo o de poder formar Gobierno el día después. Él es lo peor que tenemos, vale, pero también lo único que tememos. Ya se ha encargado él de que no haya nadie más”, comenta un dirigente socialista que, sin embargo, todavía tiene esperanzas.
"¡Mira que si después de todo Pedro Sánchez sigue viviendo en la Moncloa tras el 23J!", sueña en voz alta.