Además de Pedro Sánchez, José Félix Tezanos ha sido el otro gran derrotado del 28-M. El presidente del Gobierno ha dado la cara, se ha responsabilizado en primera persona de la debacle de este pasado domingo y ha decidido disolver las Cortes, convocar elecciones generales para el próximo 23 de julio y que hablen los ciudadanos. El jefe del CIS, por el contrario, todavía no ha abierto la boca.
No parece probable que el viejo guerrista, y hombre de la máxima confianza del líder socialista, vaya a seguir el noble ejemplo de su jefe y se responsabilice a su vez del trabajo que ha hecho al frente del Centro de Investigaciones Sociológicas. Motivos no le hubieran faltado tras el fiasco, sonoro, contundente y repetitivo, de sus sondeos electorales en relación con los comicios del domingo.
Este hombre brillante, algo telúrico, de ombligo prominente, con una gran opinión de sí mismo, catedrático, escritor, articulista, sociólogo de reconocido prestigio, coleccionista de doctorados en medio mundo, militante socialista en activo y poseedor de un currículum interminable, no parece dispuesto ni a rendirse ni a reconocer sus notables errores ni mucho menos a irse.
Y se debería ir, sin duda, ya fuera por la manifiesta incompetencia demostrada en su quehacer cotidiano, ya fuera por su sectarismo contumaz, más acorde con el cargo de jefe de agitación y propaganda del PSOE -que ya ocupó años atrás- que con el de máximo responsable de un organismo público al que ha llevado al más absoluto desprestigio.
Pero José Félix Tezanos ya no piensa en el 28M y es desde este lunes un hombre con una nueva misión. Y esta no es otra que la de mantener a Pedro Sánchez en la Moncloa tras el 23 de julio. Da igual que siga teniendo que cocinar datos o manipular porcentajes, da igual que siga haciendo pronósticos que ya no se creen ni los propios socialistas.
Es casi seguro además que el sociólogo, casi un miembro más, invisible en este caso, del Consejo de ministros, ha sido uno de los contados correligionarios a los que el presidente ha pedido opinión sobre el adelanto electoral tras los resultados de este domingo.
Desde que tomó posesión de su cargo en 2018, José Félix Tezanos ha intentado sin éxito dopar a los candidatos socialistas
Sus previsiones para este 28M han resultado ser claramente obscenas. Se ha equivocado en el marcador global de las elecciones municipales, errando también en el de la mayoría de las comunidades autónomas.
Como ha pasado escrupulosamente desde que tomó posesión de su cargo en 2018, José Félix Tezanos ha intentado sin éxito dopar a los candidatos socialistas y a sus aliados potenciales para poder gobernar y penalizar a los de la derecha. Y todo ello desde el Centro de Investigaciones Sociológicas, no desde la calle Ferraz.
Además ha criticado, cuando no ridiculizado, todas aquellas encuestas en las que no se seguían, por decirlo para que se entienda, las tesis continuistas del CIS, sino más bien todo lo contrario. El encuestador del presidente del Gobierno arremetió en su artículo del mes de abril de Temas para el Debate contra todos aquellos -se refería, sin citar, a GAD3 y a Narciso Michavila- que “un día sí y otro también publicitan encuestas que raramente van más allá de ser ejercicios de intoxicación política al servicio de parte”. Se da la casualidad de que GAD3 anticipó, con un elevadísimo porcentaje de acierto, la mayoría de los resultados acaecidos este domingo.
En el caso de las municipales el error del CIS ha sido de casi seis puntos, resultado que sale de sumar los dos puntos y medio de más que le dio al Partido Socialista en el último sondeo preelectoral del 22 de mayo más los casi tres y medio de menos que le otorgó al Partido Popular. Lo de siempre en Tezanos, que sólo se suele equivocar -lo hizo en los primeros 17 sondeos que realizó cuando llegó a la presidencia del centro- en una misma dirección. Siempre a favor del presidente y del partido de ambos.
Con respecto a las autonómicas el cúmulo de errores ha sido incluso mucho más inexplicable y torticero. Según el macrosondeo preelectoral hecho público el pasado 11 de mayo, Tezanos dejaba en manos del PSOE prácticamente la totalidad de las comunidades en las que venía gobernando, cuando la realidad se ha empeñado en llevarle la contraria en casi todas ellas.
Tezanos estaba convencido, así lo escribía en el citado artículo, de que, en contra de la creencia general, no estamos ante un final de ciclo político, sino simplemente al final de la primera parte de este. Tal creencia la sustentaba Tezanos “en un patrón sociológico subyacente del electorado español que se continúa ubicando mayoritariamente en posiciones de centro-izquierda y de izquierda moderada”.
Lo peor del responsable del CIS no es que yerre en un artículo de opinión, sino que lleve sus errores de percepción provocados por un forofismo impresentable al campo demoscópico del centro que preside. Lo tremendo de Tezanos es que primero escribe el relato, siempre lo hace, y luego pone los porcentajes necesarios para avalar el citado relato.
“Es plausible esperar”, continuaba en el mismo artículo titulado Tensiones electorales, qué en las próximas generales, que entonces situaba a finales de año, opere muy a favor de Pedro Sánchez “ese factor de consolidación de ciclo en una forma que no está siendo evaluada y prevista en todas las encuestas”. Salvo las del CIS, añadía.
O es pésimo en su trabajo demoscópico o es un prevaricador exquisito que publica encuestas erróneas a sabiendas de que lo son. Por cualquiera de los dos motivos debería estar en la calle
Un país democrático serio no debería permitirse la vergüenza de mantener al frente de un organismo público como el Centro de Investigaciones Sociológica a un elemento del perfil sectario de José Félix Tezanos. No porque sea militante activo del PSOE, no porque formara parte de su Ejecutiva Federal hasta que fue elegido para el cargo que ahora ocupa, sino simplemente porque lo hace tan rematadamente mal que parece mentira, porque sus errores son tan groseros que resultan inexplicables y porque, en definitiva, o bien es pésimo, como decimos, en su trabajo demoscópico o bien es un prevaricador exquisito que publica encuestas erróneas a sabiendas de que lo son. Por cualquiera de los dos motivos debería estar en la calle.
Y todo este juego de trileros está pagado con el dinero de todos los españoles. Para que no le falte de nada a este hechicero demoscópico los Presupuestos Generales del Estado le han dado este 2023 electoral casi 13 millones de euros (12.659,110 exactamente) para que ni al CIS ni a él le falte de nada en su desesperado intento de tratar de ajustar la realidad, maldita realidad, a sus deseos. Esta cifra récord supone un 14,6 por ciento más que el curso anterior y un 45 por ciento más que en 2018 cuando el sociólogo accedió al cargo.
Alguna explicación debería darnos de todo esto y de cómo se gasta tanta pasta para no acertar jamás, ¿no? ¿O quizá debemos seguir observando impertérritos cómo continúa mintiéndonos y gastándose el dinero de todos los ciudadanos en lo que el propio Tezanos denomina en frase lapidaria “ejercicios de intoxicación política al servicio de parte”?