Don Ramón Tamames, el profesor Tamames, no sólo es uno de nuestros más prestigiosos economistas, sino también un intelectual de primera fila y un político relevante desde los tiempos difíciles de la transición. Más allá me vienen a la memoria los recuerdos del P. Llanos y el Pozo del Tío Raimundo. Fue un destacado comunista cuando el PCE era la única oposición seria al Régimen de Franco, y sus miembros se jugaban la cárcel o, como mínimo, el maltrato en alguna dependencia de la Brigada Político-Social. Luego fue apartándose de aquella ideología tal y como ha sucedido en otros países con tantos idealistas de primera hora.
El profesor Tamames hizo sus pinitos en el CDS y en el Ayuntamiento de Madrid al lado de Tierno Galván, pero poco a poco se fue distanciando de la política activa para centrarse en sus libros y convertirse en espectador crítico de la vida real en la España democrática que él mismo y sus compañeros de entonces ayudaron a forjar. Una visión no deformada por ataduras partidistas u obediencias ciegas. Tamames ha sido durante mucho tiempo un atento e imparcial observador del ruedo ibérico. No sólo conoce los lances del toreo por experiencia propia sino también su historia, sus reglas, su evolución y hasta su filosofía.
Él sabe que la moción de censura, de la que será protagonista, no llegará a buen puerto, pero entiende de derechas e izquierdas mucho más que la mayoría de nuestros políticos profesionales. Incluso más aún que los tertulianos que tan dogmáticamente defienden sus puntos de vista en la prensa, en la radio y la televisión.
El profesor Tamames puede sentirse orgulloso de que se le reconozca, aunque sólo sea explícitamente por Vox, como la persona idónea para liderar esta moción de censura. Sus palabras serán seguidas con interés por muchos españoles hartos de compromisos que no se cumplen, promesas olvidadas y contradicciones múltiples. Su intervención será un verso suelto pero bien acabado. Pese a su edad, o gracias a ella, también será una bocanada de aire fresco en la sede de la soberanía nacional. Yo no me perderé su discurso.