Irene Montero supone el nudo crítico del acuerdo para integrar a la izquierda en torno a Yolanda Díaz/Sumar. Nadie discute que la fusión de las quince fuerzas políticas del espectro es necesaria y conveniente; una plancha única parece ser la mejor opción para optimizar los votos de esos partidos y obtener el mayor número de actas. Esa es la hipótesis más razonable, aunque hasta el conteo de papeletas todo solo probable.
Aceptemos que la unión de los quince partidos es la mejor hipótesis y que la presentación de dos planchas, una de Sumar (catorce partidos incluido el PCE que aporta estructura) y otra de Podemos, que también dispone de estructura, resta potencial y puede condenar al fracaso el modelo frente Popular que hasta ahora ha patrocinado Pedro Sánchez para alcanzar y conservar el poder.
La cuestión, como siempre, está en el cómo, en el reparto de las aportaciones y las recompensas, es decir cuánto pone cada uno y cómo se reparten los puestos en las listas, especialmente los que tienen más garantía de éxito. Es obvio que los grupos o partidos regionales de la coalición con marca propia (catalanes valencianos, andaluces, gallegos, vascos y madrileños) exigen cabecera lo cual plantea algunos problemas de “egos revueltos”.
Donde el problema es más agudo es en Madrid. Yolanda Díaz es diputada por Pontevedra (antes lo fue por Coruña) y ahora lo más probable es que encabece la lista madrileña. La cuestión es como sigue esa lista que, además debe ser paritaria cremallera. Errejón (Más País), aspira a ser el segundo; el tercer y cuarto puesto correspondería a Podemos (si pactan) y/o Izquierda Unida. En el caso de Podemos la candidata de continuidad no puede ser otra que Irene Montero (número dos en la plancha de 2019) y aquí empiezan las tensiones.
Una opción es desplazar a Montero a otra provincia y colocar a Jone Belarra (hoy diputada por Navarra) en la plancha madrileña. Es notorio que Yolanda Díaz no quiere a Montero cerca; tampoco los socialistas muestran simpatías por la ministra de Igualdad a la que achacan buena parte de la pérdida de votos. Despejar la incógnita Montero aparece pues como obstáculo principal para el pacto. Otro tanto llega con Rafel Mayoral (nº 5 en la plancha madrileña anterior); también con la colocación de Pablo Echenique (diputado por Zaragoza). Alberto Garzón renunció hace unos días a cualquier puesto a la vista de la dificultad de volver a encabezar la lista en málaga o de conseguir otro puesto ganador de salida.
Esta semana la tarea de los negociadores es encajar las aportaciones de cada formación y, sobre todo, los puestos en las listas. Lo probable es que lleguen acuerdos, aunque sea a última hora como ocurrió en Andalucía, lo incierto es que coste electoral tiene el espectáculo que no deja indiferentes a los simpatizantes votantes.