Parece que la dirección de Sumar ha decidido vetar la presencia de Irene Montero en sus listas electorales, por su estrepitoso fracaso en la Ley del ‘sí es sí’, sin admitir su error, sin dimitir y sin aceptar la reforma y rectificación de la Ley e insultando a los jueces (a los que llamó ‘machistas’), periodistas y adversarios políticos.
El veto de Sumar a Montero sería a la vez un veto y una ruptura final con Pablo Iglesias. El que ha liquidado su partido negando la realidad nacional y europea y con una práctica política de profeta destructivo y ‘adolescente’, incluso cuando era vicepresidente del Gobierno como un agitador de la Universidad y apoyando la guerra de Putin, hasta que se tuvo que marchar.
Y jaleando Iglesias en Podemos la cultura del insulto, del que no se libró la propia Yolanda Díaz a la que Iglesias no hace mucho calificó de ‘miserable, estúpida y traidora’, y a la que ahora pretendía exigir 18 escaños en las listas de Sumar, dos de ellos para Montero y Belarra en la cabecera de la papeleta de Madrid,
Convencido Iglesias, desde su irrealismo político e impune liderazgo (que se plasmaron en la compra del chalé de Galapagar), que era intocable y podía hacer lo que quisiera. Como cuando expulsó de Podemos a los fundadores del partido, incluido su amigo Íñigo Errejón, el que ahora saboreando está el plato frío de su venganza cainita.
La vocación de Iglesias nunca fue la de hacer política o la de gobernar para transformar el país. Sino la de ejercer de ‘profeta’ e ideólogo de la izquierda, para finalmente acabar convertido en un payaso agresivo, un Joker del cine de terror.
Un Iglesias que llegó a 69 diputados en 2016 y que ahora tiene en su haber notorios fracasos electorales en los comicios de Madrid de 2021, en que los que se vio su decadencia y el rechazo que personalmente suscitaba y que el mismo reconoció. Y en los recientes comicios del 28-M donde Podemos se hundió en el mapa territorial español.
De igual manera Iglesias ha exhibido un indecente ‘nepotismo’ al colocar de ministra a su pareja Irene Montero, a pesar de su escasa formación y nula experiencia, como ha quedado en evidencia con su chapucera Ley del ‘sí es sí’ que benefició a 1.079 delincuentes sexuales, 108 de ellos en libertad.
Y todavía y después de semejante y escandaloso fracaso y del daño que ha causado a las víctimas de la violencia de género, todavía pretendía Iglesias colocar a su ‘parienta’ Irene Montero como número de de la lista de Sumar por Madrid, justo detrás de ‘la miserable’ -según Iglesias- Yolanda Díaz y en aras de un falso poderío electoral de Podemos que se esfumó el pasado 28-M en casi toda España.
Pero todavía quedan unas horas para desvelar el desenlace final del drama de Podemos. Horas en las que cabe la posibilidad de acuerdo sin Montero o de la ruptura con Sumar. Como la que se ha esbozado en Valencia después de que la organización valenciana de Podemos anuncia que irán solos a las elecciones sin Sumar. Lo que Sumar calificó de ‘casus belli’ y motivo más que suficiente, si progresa, para romper definitivamente con Podemos.
En cuyo caso Podemos podría presentarse a las elecciones por libre, incluso con Iglesias en la cabecera del cartel. En pos de lograr grupo parlamentario de cinco diputados para, de esa manera, destrozar los planes de Sánchez y de Díaz favoreciendo la llegada de la derecha al poder.