“Si fuera republicano, ya estaría en la cárcel”

“Si fuera republicano, ya estaría en la cárcel”

EFEHunter Biden, hijo del presidente de EE.UU., Joe Biden,

Me asalta una especie de dejavú cuando, al vérmelas con el teclado, caigo en la cuenta de que me dispongo a escribir por tercera vez consecutiva sobre los líos judiciales protagonizados por el hijo de una figura importante o, al menos, personaje conocido. Me hago cargo de que no es lo mismo ser detenido por cobrar presuntamente de los narcos con la excusa de contribuir a la carrera presidencial de su padre, que confesar el homicidio y descuartizamiento de una persona. O, como en el caso de Hunter Biden, acusado de no haber pagado los correspondientes impuestos, portar armas cuando estaba diagnosticado de adicción – al parecer una de las pocas causas en las que EEUU considera delito llevar un arma de fuego – y haber, siempre presuntamente, protagonizado lo que ya se conoce como Ucraniagate

Nunca he creído demasiado en el refrán “de tal palo, tal astilla”, sobre todo porque tengo la impresión – corríjanme si es errónea – de que por lo general se utiliza en tono negativo. Ya saben, cuando el retoño de un “malo” hace algo malo. Sin embargo, por fortuna, lo normal es lo contrario y ahí están los hechos, las historias de multimillonarias familias cuyos descendientes han seguido trabajando para aumentar el legado sin olvidar el esfuerzo, la inteligencia y, sí, también la destreza para sortear obstáculos aunque para ello haya que tirar de una frialdad que nos falta a la mayoría. Quizás pecó de ingenua, pero son más los ejemplos de hijos que contribuyen a agrandar lo conseguido por el pionero de su familia que de lo contrario. Y ovejas negras, señores, las hay incluso en las familias más pobres. En las ricas o poderosas, sin embargo, es en las que nos fijamos. Obviamente. 

Hunter Biden pertenece indudablemente a esa oscura categoría. Hasta el momento se había logrado que las cosas quedaran únicamente en escándalos – personales los tiene a cientos - , pero lo ocurrido esta semana en la vía judicial, la que importa, ha sido un paso de gigante en su contra. Para colmo, inesperado. Porque cuando el pasado miércoles, el hijo del presidente llegó con sus abogados al tribunal de Wilmington, en el estado de Delaware, para declararse culpable de dos delitos tributarios a cambio de que los fiscales no presentaran otros cargos y lo dejaran dos años en libertad vigilada nadie imaginaba que el asunto se torciera. ¿Cómo demonios iba a hacerlo si ambas partes estaban de acuerdo? Sin embargo, a la jueza Maryellen Noreika, nominada por el ex presidente Donald Trump, el pacto de las partes no le gustó un ápice y expresó sus dudas sobre si el mismo podía incluir la inmunidad de Biden en el caso de posesión de arma de fuego. La vista, que se esperaba de mero trámite, se complicó hasta límites insospechados. Y la jueza llegó a decir que no estaba segura de que la investigación llevada a cabo por los fiscales hubiera sido suficiente o si no sería necesario reiniciarla. 

Casualidad o no, ese llevaba tiempo siendo el discurso de los republicanos y de pronto  encontraba eco en un tribunal, es decir, donde menos se debería de esperar. Así que la vista, llena de interrupciones y cambios de posición, finalizó sin acuerdo final y llevando al peor de los escenarios posibles para el hijo de Biden y, por supuesto, para el presidente. El secretario de Justicia Merrick Garland no tardó en actuar y el viernes anunció que el fiscal encargado del caso, David Weiss, nombrado por Trump y a quien Biden mantuvo en su puesto, acababa de ser nombrado “fiscal especial”, estatus que le otorga más poderes que el de un fiscal estadounidense típico, el conocido como fiscal del distrito. El “ascenso” lo había solicitado el propio Weiss cuando el pacto saltó por los aires, para, según él, contar precisamente con esos “poderes especiales” sin los cuales no puede existir ningún “superhéroe”. Porque el nombramiento supone, entre otras cosas, que está autorizado a “llevar a cabo la investigación en curso ... así como cualquier asunto que surja de esa investigación o que pueda surgir” a medida que la investigación continúa.  

De esta forma, además, el nuevo fiscal especial parecía salir al paso de las acusaciones de “vendido” que llevaban mucho tiempo recriminándole los conservadores, a pesar de que en el momento de su nominación Trump dijera de él “compartía su visión para volver a hacer de Estados Unidos un país seguro”. Siempre a vueltas con la separación de poderes, qué nos van a contar aquí… En cualquier caso, se esperaba y así ocurrió que la decisión de Garland fuera criticada por los demócratas. Se quejaban de la rapidez con la que el Fiscal General había actuado contra el hijo del presidente y de la lentitud con que en su día reaccionó ante la sustracción de secretos de Estado por Donald Trump y sus intentos de torpedear las elecciones de 2020 que culminaron en el asalto al Capitolio. Ahora bien, la sorpresa ese día fue que las críticas más feroces al nombramiento llegaran desde las filas de los conservadores: “Esta acción del Departamento de Justicia de Biden no puede utilizarse para obstruir las investigaciones del Congreso o encubrir la corrupción de la familia Biden. Si Weiss negoció el trato de favor que no pudo ser aprobado, ¿cómo se puede confiar en él como fiscal especial?” 

Solo algunos, como el congresista de Florida Byron Donalds se salió en parte del guion escribiendo en un tuit que “los republicanos de la Cámara de Representantes están haciendo que la corrupta Biden Fam y la administración rindan cuentas y ejerciendo una presión implacable sobre ellos, lo que resulta en este anuncio largamente esperado”. Por su parte, el exvicepresidente Mike Pence dijo que “ya era hora” de que se nombrara un fiscal especial en la investigación sobre Hunter Biden y Ron DeSantis, menos diplomático, aseguró desde su feudo en Florida que “Si fuera republicano, ya estaría en la cárcel”. También el portavoz de la campaña de Trump, Steven Cheung, aprovechó para cargar contra el entero  Departamento de Justicia: “Joe Biden, Hunter Biden y toda la familia del crimen Biden han sido protegidos por el Departamento de Justicia durante décadas a pesar de que hay pruebas abrumadoras y testimonios creíbles que detallan sus malas acciones de mentir al pueblo estadounidense y vender al país a enemigos extranjeros para su propio beneficio”. Sin olvidar añadir en el comunicado sus dudas de que este fiscal especial sea “realmente independiente, aunque no haya presentado los cargos apropiados tras una investigación de cuatro años”.  

Ya como fiscal especial, lo primero hizo David Weiss este mismo viernes fue pedir que se desestimen los cargos fiscales presentados en el tribunal federal de Delaware como parte del acuerdo de culpabilidad de Hunter Biden, en previsión de la posibilidad de presentar futuros cargos en California o Washington. Roto el acuerdo, afirma Weiss, “esa jurisdicción ya no es apropiada”. También por esta primera actuación ya sido criticado por algunos republicanos empeñados en que el fiscal, especial o no, se ha pasado de bando… Y lo que no le ayudado han sido las palabras de la representación letrada de Hunter: “Este fiscal de EE.UU. ha estado investigando diligentemente a mi cliente durante cinco años y había propuesto una resolución que tenemos toda la intención de perseguir en los tribunales”. 

¿Se puede trabajar bajo tanta presión?