Se acaba de producir otro extraordinario hallazgo arqueológico en los Montes do Gato.
En realidad, la riqueza arqueológica, ya estaba ahí, esperando a que los vecinos, que llevaban siglos callados, hablaran.
Hay quien desprecia que la gente hable.
Porque la quieren callada.
“Votadme, y callad” es el lema de quien, instalado en el poder, desprecia a la gente.
Que nadie piense.
Que nadie haga.
Que nadie firme.
Que nadie diga nada.
Todavía tengo agolpadas en el oído las palabras de una diputada y funcionaria que, el pasado viernes, en una comisión parlamentaria celebrada en el Parlamento de Galicia a propósito, precisamente, y una vez más, de los Montes do Gato, despreció en público y en voz alta que hubiera personas, ¡mis vecinos y vecinas!, manifestando con su firma su voluntad para que se inicie el procedimiento de declaración de los Montes do Gato como Parque Natural.
¿Cómo puede alguien, con cierta responsabilidad, despreciar en público, y en sede parlamentaria, a miles de administrados impunemente?
¿Es porque vivimos en el Rural?
¿O es porque tenemos razón?
Esas personas que han firmado para la protección de su Patrimonio Cultural y Natural merecen una medalla porque están haciendo el trabajo que, tal vez, no están realizando como debieran quienes tienen encomendada la defensa de nuestro Patrimonio Cultural y Natural que, conviene recordarlo, tiene prevalencia sobre cualquier otro interés.
Lo que acaba de aparecer, mientras florecían los narcisos catalogados como “vulnerables” a la orilla del río Fervenzas, se va a notificar en las próximas horas.
Y le aseguro, señora, que es un hallazgo arqueológico extraordinario.
Se ha hecho gracias a una vecina.
Una de esas personas que ha firmado para que los Montes do Gato se declaren Parque Natural, y a la que usted ha despreciado, con todos nosotros, en el Parlamento de Galicia.
Espero que se disculpe.
Las personas que, de manera pacífica, con su firma, solicitan algo a la Administración, merecen el más profundo de los respetos.
Y no es válido afirmar que los respeta mientras rezuman sus palabras desprecio.
Luego, si quiere, aplique la normativa.
Pero, primero, un respeto, profundo y verdadero, por favor, señora.
Y cuando salga en la Prensa la noticia del último hallazgo arqueológico en los Montes do Gato, medite si estas personas no tendrán razón con aquello que defienden: que los Montes do Gato albergan una riqueza natural y arqueológica tan extraordinaria que no merecen la devastación proyectada, declarada por su departamento “ambientalmente viable”.
Estamos a tiempo del respeto al Patrimonio Cultural, al Patrimonio Natural, y a la gente.
El respeto a miles de personas que viven alrededor de los Montes do Gato.
Mis vecinos y vecinas.
Boa xente.