El presidente Sánchez ha conseguido aprobar sus PGE electoralistas de 2023 y, en consecuencia, ya tiene asegurada la legislatura hasta finales del año próximo, incluso aunque se le rompa (o lo rompa él) su Gobierno de coalición con UP y sus alianzas con los socios de su investidura, ERC, PNV y Bildu entre otros.
Lo que, de ocurrir, tampoco les vendría mal a Sánchez y al PSOE porque ahora ya están ‘en modo electoral’ para las elecciones municipales y parte de las autonómicas del 28 de mayo de 2023. Y marcar distancias con estas ‘malas compañías’ (como las llamó García Page) sería tanto como el soltar lastre pera levantar el vuelo en vísperas de la campaña electoral de mayo.
En todo caso parece claro que, cuando acabe el trámite presupuestario (los PGE deben ir ahora al Senado y, si hay nuevas enmiendas, luego regresar en diciembre al Congreso para su definitiva aprobación) Sánchez, tendrá en sus manos todo el poder del país: ‘la sartén por el mango’.
Y, además del BOE, la posibilidad de hacer una crisis de Gobierno para renovar el Gabinete y enviar a Canarias y Madrid como candidatas a las ministras Darías y Reyes Maroto y hacer algunos cambios como puede ser el de la salida de interior del ministro Marlaska.
De la misma manera y si lo considerara oportuno o de interés político para él, el presidente Sánchez podría en cualquier momento disolver las Cortes y adelantar las elecciones generales al mes de mayo para que coincidan con los comicios regionales y locales, para que se desarrollen en clave nacional. Y a fin de impedir que en esta cita el PP gane y conquiste las alcaldías de varias capitales de provincias y los gobiernos de las CC.AA. donde ahora gobierna el PSOE.
Aunque son muchos los analistas y políticos próximos al Presidente que aseguran que no habrá adelanto electoral. Entre otras cosas porque Pedro Sánchez no querrá perderse el ‘boato’ de la presidencia europea de la UE que le corresponde a España durante el segundo semestre de 2023.
Lo que sumado a la reciente cumbre de la OTAN en España y su esperada nominación como presidente de la Internacional Socialista (lo que ocurrirá este fin de semana en Madrid), completará su amplia ‘panoplia de trofeos’ internacionales que piensa exhibir en las elecciones generales de primeros de diciembre de 2023.
Con la esperanza Pedro Sánchez de que, para entonces, ya habrá terminado la guerra de Ucrania y con ella se habrán recuperado las actuales y grandes crisis de la energía y la economía en la UE. Mejorando a fin de año y, en ese caso, su cuenta de resultados económico y social. Lo que, en opinión de sus estrategas, convertiría para Sánchez las elecciones generales de diciembre en un paseo militar.