Sánchez y Laporta, catetos o cínicos

Franco, condecorado por el Barcelona

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Cuando Sánchez, como presidente del gobierno, hizo su primer discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas salió muy farruco en demócrata. Explicó que estaba muy contento de estar allí y recordó que España no había participado en ese foro durante muchos años porque el franquismo no era una democracia.

Muchos de los asistentes que prestaran atención, no hay muchos que lo hagan, quedarían un poco alucinados. Bastantes miembros de la ONU, Cuba, China, Corea del Norte, Nicaragua, Venezuela… no son democracias, la palabra democracia no está en la Carta de la ONU y el país que más se opuso a la entrada de España en la ONU en aquellos años era la Unión Soviética, fundadora de la Organización y una de las dictaduras más aberrantes del siglo XX.

Sánchez, ignoraba o pretendía ignorar, jugando al preclaro demócrata que la razón por la que Franco fue repudiado durante diez años fue porque su gobierno había prestado ayuda, la División Azul, a los nazis que habían perdido la guerra. Eso, los vencedores y sobre todo Moscú no se lo perdonó.

Uno se pregunta cómo todo un presidente del gobierno de una nación avanzada, una persona que habla inglés y que se ha movido en el mundo internacional unos pocos años puede lanzar tales simplezas ¿Son todos los asesores de Sánchez unos ignorantes o el cinismo se les pega?

El caso del Presidente del Barcelona tiene paralelismos. Todo lo de Negreira es un cuento montado por Florentino Pérez rabioso porque el Barça va a ganar la Liga. El Madrid no se resigna por haber sido equipo del régimen de Franco.

El mantra del Real Madrid equipo del régimen es muy útil para acendrados culés y furibundos separatistas. El Barça se rasga las vestiduras porque el gobierno de Franco dictaminó que el gran Di Stéfano jugara un año en el Madrid y otro en el Barcelona cuando el club catalán se había adelantado en el fichaje. Los agraviados olvidan un detalle importante. Barcelona había comprado al jugador para varios años pero el Madrid tenía otro contrato, igualmente válido, que señalaba que en la primera temporada en España el jugador debía jugar en el club del Bernabéu.

Laporta olvida otras cosas: es cierto que cuando el Madrid comenzó a arrasar en Europa el franquismo empezó a hacerle ojitos. El club abría algunas puertas a un país paria en Occidente. Sin embargo, no se acuerda de como por ejemplo en los 15 años iniciales en que el franquismo era puro y duro, el Barça ganó 5 Ligas, el Valencia 3, y el Madrid 1.

También se le escapa un detallito interesante económicamente, que el Barça obtuvo dos o tres recalificaciones de sus terrenos deportivos mientras que el Madrid no lo logró ni siquiera con una empresa en la que tenía un cargo importante el nieto de Franco, el duque de Cádiz.

Parece haber olvidado que el Barça por el buen trato que obtenía del franquismo otorgó dos medallas de oro al dictador, dos, algo insólito.

Podríamos seguir el relato de las relaciones amistosas del Barça con el franquismo pero no merece la pena.

¿Ignorancia o cinismo? Es casi irrelevante. Lo chocante es que hay un número considerable de catalanes aficionados dispuestos a creer ciegamente cualquier patraña que se les cuente. La del Madrid equipo del régimen es una. El victimismo funciona y Laporta lo sabe.

Sobre el autor de esta publicación

Inocencio Arias

Andaluz, es un veterano diplomático con más de cuarenta años en la profesión y que ha ocupado cargos importantes en el Ministerio de Exteriores con los tres gobiernos anteriores de la democracia.

Ha sido, curiosamente, Portavoz Oficial del Ministerio con la UCD, el PSOE y el PP amén de Secretario de Estado de Cooperación (segundo cargo del Ministerio) con el PSOE de F. Gonzalez y Embajador en la Onu con el PP de Aznar, etc.

Fue durante dos años Director General del Real Madrid. Ha sido profesor en la Complutense y en la Carlos III.

Ha colaborado profusamente en varias publicaciones, radio… y publicado tres libros: “Tres mitos del Real Madrid”( Plaza y Janés), ”Confesiones de un diplomático”(Planeta) y recientemente con Eva Celada “La trastienda de la diplomacia” (Plaza Janés) que ha agotado en poco tiempo tres ediciones.

Es seguidor del Real Madrid y forofo de Chejov, Mozart y Di Stéfano.