Como lo anunciaron las encuestas, excepto la del CIS, el presidente Pedro Sánchez ha perdido de manera contundente las elecciones municipales del 28 de mayo, frente al PP que lidera Alberto N. Feijóo. Además Sánchez ha destrozado el PSOE y lo ha sumido, como ellos mismos lo han reconocido, en ‘una derrota sin paliativos’.
Y en una serie crisis política interna tras la pérdida de grandes autonomías como Valencia, Baleares, Extremadura y La Rioja, tras ser arrasados en Madrid por la mayoría absoluta de de Ayuso y conquistar Cantabria (por la caída del partido de Revilla) y ya veremos cómo termina el Gobierno de Canarias.
Asimismo, el PP ha ganado las alcaldías de Zaragoza y Madrid (esta con la mayoría absoluta) y las emblemáticas de Sevilla, Valladolid y Valencia, entre otras más, lo que pinta de azul PP buena parte mapa territorial de España. Y coloca al PP y a Feijóo en la pista de despegue hacia el futuro y definitivo triunfo en las próximas elecciones generales del mes de diciembre.
La causa de esta importante derrota del PSOE, de Sánchez y de su régimen de autocrático de poder está en: el desastre del Gobierno de coalición roto y caótico; en sus pactos de la legislatura con los partidos separatistas y anti españoles y anti sistema de Bildu, ERC y JxC; y en el daño causado a las instituciones del país, empezando por la Justicia.
Y si este PSOE, ahora destrozado, fuera un partido democrático le debería de pedir a Sánchez que asuma responsabilidades dimitiendo de la secretaría general. Para promocionar así a otro candidato del PSOE, constitucional y socialdemócrata, como García-Page, para que encabece el cartel electoral del partido en las elecciones generales de diciembre.
Es cierto que, en varias comunidades autónomas y en ayuntamientos, la victoria del PP está condicionada para formar gobiernos por los votos de Vox -que también ha crecido mucho en estas elecciones-, y que ello será objeto del nuevo discurso con el que Sánchez intentará ocultar su derrota.
Pero ese discurso, tras los indultos a los golpistas catalanes, la aparición de 44 etarras en las listas de Bildu, la reforma del Código Penal y los beneficios penales a los agresores sexuales, no resiste la comparación entre los pactos de gobierno de los bloques de la izquierda y de la derecha.
Naturalmente, los alcaldes y gobernantes autonómicos del PSOE que han sido derrotados saben perfectamente que el culpable de sus fracasos no es otro que Pedro Sánchez.
Y a él le deben pedir las responsabilidades y su retirada si no quieren que el PSOE entre en una crisis existencial, como la que ayer se llevó para siempre a Cs. Y como la que ahora amenaza a Podemos, e incluso a Sumar porque los candidatos de Madrid, Barcelona y Valencia a los que apoyo Yolanda Díaz fracasaron.
En cuanto a Feijóo, que tiene y mucho que mejorar en liderazgo y proyecto para España, hay que reconocerle su esfuerzo y su moderación y a la vez desearle suerte y paciencia en sus pactos con Vox, exigiendo garantías de que los de Abascal no provocarán fracturas en la convivencia democrática, política y constitucional.