El líder del PSOE y presidente en funciones del Gobierno Pedro Sánchez sabe que la Ley de amnistía que Carles Puigdemont le exige que apruebe antes de su investidura es inviable e imposible. Por los plazos legislativos, que se acercarían a unos tres meses (en el Congreso y en el Senado).
Con lo que podría darse el caso de que la citada Ley no esté aprobada antes de que concluya el plazo legal de dos meses que correrán para disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones, a partir del 27 de septiembre una vez se celebren sin éxito la votación de la investidura de Alberto. N. Feijóo y si la Sánchez no ha logrado la suya.
Lo que significa que la investidura de Sánchez debería estar aprobada antes del 27 de noviembre, y para esa fecha resulta imposible imaginar que la Ley de amnistía esté aprobada en el Congreso y en el Senado.
Y está cuestión procesal de la investidura, que Puigdemont desconocía, es el argumento esencial que va a presentar Sánchez en sus negociaciones con JxC para pedir a Puigdemont que apoye la investidura de Sánchez antes de que se disuelvan las Cortes el 27 de noviembre. Y para deje la amnistía para más adelante porque de lo contrario habrá repetición electoral.
Incluso Sánchez podría ofrecer a Puigdemont la sola aprobación de la Ley de amnistía en el Congreso como la garantía de su compromiso para que su investidura quede resuelta antes que concluya el paso del Senado, evitando así el adelanto electoral obligatorio del 27 de noviembre.
Naturalmente esto obligaría a Sánchez a acelerar la mesa de negociación con Puigdemont en secreto y sin ‘observadores de verificación’ porque los plazos son limitados. Aunque la aprobación de la ‘proposición de Ley’ de amnistía en el Congreso y por el procedimiento de urgencia le acarrearía a Sánchez más problemas de los que ya tiene en el interior del PSOE.
De ahí que, para empezar, Puigdemont debería rectificar su exigencia de que la Ley de amnistía esté aprobada antes de la investidura de Sánchez, añadiendo el matiz de esté aprobada en el Congreso de los Diputados’. Lo que reducirá los riesgos para Puigdemont de un engaño y para Sánchez de un obligado adelanto electoral. El que temen y con el que no cuentan en La Moncloa convencidos de que Sánchez vencerá.