Ha afirmado Pedro Sánchez ante empresarios de la CEOE: "Me voy a dedicar en cuerpo y alma a sacar adelante mi investidura para poner en marcha un proyecto político en positivo, de progreso y convivencia que sea plenamente coherente con la letra y el espíritu de nuestra Constitución"
Todo ello sin mencionar la Ley de amnistía ni al ‘convidado de piedra’ en la sala de la CEOE, el espectro de Puigdemont. Y acusando Sánchez a Feijóo de ‘pérdida descomunal de tiempo’ por haber programado su investidura, sin tener los apoyos parlamentarios necesarios, para los próximos días 26 y 27, mientras dice que él ‘no perderá tiempo’ cuando le llegue su turno.
Vamos por partes, Sánchez no puede dedicarse a nada en ‘cuerpo y alma’ dado que él no tiene ‘alma’ sino una ambición sin límites. Es lo que se podría llamar en política como un ‘desalmado’ como demuestra la expulsión de Nicolás Redondo del PSOE.
Sánchez habla de actuar políticamente en consonancia con ‘el espíritu y la letra de la Constitución’ y miente, como en él es habitual. Porque la Ley de amnistía, a la que no mencionó en su discurso y que exige Puigdemont, es contraria al ‘espíritu y la letra de la Constitución’, tal y como lo reconocen los primeros juristas de este país.
Entre otras cosas y al margen de los argumentos jurídicos, porque con esa Ley Sánchez pretende comprar su investidura, al margen del interés general español, y culpar, como han dicho González y Guerra a: el Estado, la Justicia y al gobierno de España de ser responsables del golpe de Estado catalán de 2017.
Y solo para que Sánchez sea investido presidente Sánchez amnistiando a los auténticos golpistas, empezando por Puigdemont. En cuanto a ‘la pérdida descomunal de tiempo’, que Sánchez imputa a Feijóo por situar su investidura en los días 26 y 27 de septiembre, lo que de verdad le preocupa a Sánchez -quien al día de hoy tampoco tiene apoyos suficientes para su investidura por la oposición de JxC y ERC- es que en ese tiempo está creciendo sin parar la oposición a la amnistía entre dirigentes y barones del PSOE y en el conjunto de la sociedad española.
Criticando Sánchez, de paso, la concentración convocada por el PP para el día 24 en Madrid contra la Ley de amnistía con un discurso en el que, de una manera implícita, Sánchez y otros de sus ministros y dirigentes de su partido se oponen a los Derechos Fundamentales de ‘manifestación, reunión y de expresión’, los que sí que están consagrados en la Constitución.
En la que desde luego no cabe una Ley de amnistía ni un referéndum o una consulta catalana de independencia y autodeterminación. O sea, Sánchez no tiene alma, ni, hoy, tiene apoyos para su investidura, ni respeta la Constitución y se opone a que el PP ejerza sus Derechos Fundamentales de expresión, reunión y manifestación.
Y todo ello mientras su vicepresidenta Yolanda Díaz va a Bruselas a agasajar al prófugo y delincuente Puigdemont y la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, llama ‘golpista’ al ex presidente Aznar, cuando todos saben, incluso el desalmado de Sánchez, que el único golpista y prófugo de la Justicia es Puigdemont.