El presidente en funciones del Gobierno Pedro Sánchez pretendía que la UE aprobara ‘inmediatamente’ la incorporación del catalán, euskera y el gallego (aunque luego lo redujo al catalán) como lenguas oficiales europeas.
Lo que sería parte del pago que exige el delincuente y prófugo de la Justicia española Carles Puigdemont para que Sánchez cuente con los votos de JxC en su investidura de presidente.
Sin embargo la UE ha rechazado de plano la urgencia de Sánchez y ha aplazado ‘sine die’ la petición urgente de Sánchez. A sabiendas, además, en la UE que tras la propuesta española se esconde el chantaje del prófugo Puigdemont y de que si se abre la puerta a lenguas cooficiales de España le llegarán más propuestas similares de los 28 países de la UE.
El espectáculo desesperado que está dando Sánchez en España y Europa (precisamente bajo el semestre de la presidencia española) es deleznable y no debería ser aceptado por la UE. Y a la vez prueba la desesperación de Sánchez y sus prisas por conseguir con el apoyo de JxC su investidura de presidente del Gobierno de España y a cualquier precio.
Y ahí incluida una Ley de amnistía para los golpistas catalanes. Los que a su vez exigen un referéndum de autodeterminación sin renunciar a utilizar a la vía ‘unilateral’ (como en octubre de 2017) para declarar la independencia de Cataluña.
Y decía el ministro español de Exteriores, José Manuel Albares (famoso por la rendición de España ante Marruecos en la crisis del Sahara), que el catalán, el euskera y gallego son lenguas ‘que hablan millones de ciudadanos’.
Y eso ¿acaso no lo sabía Sánchez en enero de 2020 cuando fue investido presidente del Gobierno de España y el pasado 1 de julio cuando asumió la presidencia de la UE? Y ¿por qué no planteó entonces Sánchez la incorporación de estas lenguas a la UE?
Pues por la sencilla razón de que no existía el chantaje del Puigdemont contra la investidura de Sánchez y en definitiva contra la UE. Lo que demuestra en nivel de locura y desesperación de un Sánchez que perdió las elecciones generales del 23-J, lo que no reconoce y está decidido a lograr su investidura como sea con la ayuda del delincuente y prófugo Puigdemont, al que tendría que avalar la UE.
Lo que, sumado a la amnistía, la autodeterminación y la unilateralidad, anuncia para los próximos meses un altísimo nivel de tensión y de fractura nacional en España de consecuencias imprevisibles que ya veremos hacia dónde nos llevan y como pueden acabar.