Se fue Busquets y ha llegado Rodri. ¡Error, inmenso error! que dijo Ricardo de la Cierva de Adolfo Suárez antes de que éste lo nombrara ministro. Error, digo, porque Rodri ya estaba aquí. Sucede que algunos han tardado en verlo. Ha tenido que ser en la eliminatoria con el City cuando muchos se han percatado de que su presencia en la selección ya había sido notoria y lo será más. Rodri estuvo en las categorías inferiores del Atlético, pero lo consideraron pequeñito y el Villarreal, que entonces manejaba excepcionalmente Juan Manuel Llaneza, lo llevó a su ciudad deportiva. Y allí creció físicamente y se convirtió en jugador para el primer equipo y con futuro extraordinario que en algunas ocasiones se ha tardado en ver,
Luis Aragonés seleccionó a Marcos Senna para el europeo con el que fue campeón y la explicación que le pidieron tuvo respuesta concreta: no había visto en España un jugador al que fuera más difícil robar el balón. Rodri creció al lado de Senna y Bruno Soriano, jugador al que una lesión cortó lo que habría sido gran carrera. Aprendió las lecciones de Senna y se ha convertido en jugador al que es más que difícil quitarle el cuero. Rodri, además, tiene la virtud de entregar la pelota a quienes van vestidos como él y la distribuye con imaginación y solvencia. Manda en el centro del campo como hábil director de orquesta creo que he dicho alguna vez. Nunca confunde violines con clarinetes. Sabe quién debe interpretar cada compás.
En el centro del campo es jugador que combina el ataque con la defensa sin que apenas se note. Entre otras virtudes está la de chutar a gol con potencia. Ya ha marcado más de una diana importante y estuvo a punto de hacerlo ante Courtois. Rodri no es el futuro. Es, simplemente, el presente. Hace tiempo que vengo siguiendo sus actuaciones y más de una vez he tenido la paciencia de comprobar si alguna vez perdía el esférico. Es posible que me haya equivocado, pero aún estoy por comprobar que, como dicen ahora mis colegas, le roben la cartera.
De éste jugador hay que añadir algo a sus virtudes. Las tiene como futbolista y las posee como ser humano. Sabedor de que estaba en el mercado y de que el Villarreal acabaría vendiéndolo le pidió a Fernando Roig que le renovara el contrato y le pusiera una cláusula importante para que de ello se beneficiara el club. Y así ocurrió cuando lo fichó el Atlético de Madrid. La entidad obtuvo mayor beneficio del que en principio estaba previsto. Se fue del club, pero humanamente, siempre tendrá la puerta abierta para el regreso. Se lo ganó.
Posdata. Me sorprende la polémica por si Ancelotti debe seguir en el Madrid. Habría que preguntarse qué técnico está capacitado no para mejorar, sino solo para igualar la labor del italiano. ¿Se le pueden pedir más títulos?