El viaje de ida y vuelta de los mercados no va a arreglar los problemas de la economía real. El Ibex 35 se ha disparado al alza como no lo había hecho nunca en su historia, lo que refleja la confianza anticipada, una especie de cheque en blanco, que los mercados le han dado al Gobierno de España, a sabiendas de que esta vez Zapatero tiene una escapatoria más difícil si quiere eludir los compromisos y las responsabilidades. A Rajoy le hizo un quite sin gran esfuerzo en el despacho de Moncloa. Pero ante las exigencias de sus socios comunitarios, en especial de los dos grandes, Zapatero tiene que enviar a su ministra de Economía dentro de una semana con cifras más comprometedoras y compromisos de esos que han de cumplirse. En Bruselas ya están de vuelta de apaños numéricos, les ha bastado la experiencia griega. A Zapatero difícilmente le tolerarán el más mínimo amago de engaño.
Zapatero y Salgado y compañía tienen ahora una tarea dura para ver de donde sacan (es decir, de donde quitan) los 15.000 millones de euros de gasto para dos ejercicios (éste y el de 2011) que deberán planificar y presentar en las próximas horas al Congreso de los Diputados. Es más, las primeras insinuaciones sobre lo avanzado por el Gobierno les han parecido insuficientes a algunos colegas de la Unión Monetaria, lo que posiblemente conducirá a una cuantía algo superior en el recorte de los gastos. El próximo miércoles, Zapatero comparece ante el Congreso para explicar el recorte que siempre negó y que nunca quiso abordar. Si la pretensión inicial era realizar una especie de juicio público a las agencias de rating, de momento parece que el guión deberá incluir algunas confesiones sobre política fiscal sostenible.
El día 18 de mayo, con otra audiencia más exigente, la de los ministros europeos de Finanzas, Salgado afronta una jornada de explicaciones necesariamente más convincentes ya que no sólo deberá explicitar los ajustes fiscales que le han urgido sino las reformas de gran calado que le vienen exigiendo a este Gobierno las organizaciones internacionales y los expertos. En lenguaje comunitario, las “reformas estructurales encaminadas a reforzar la capacidad de crecimiento e indirectamente con ello la sostenibilidad fiscal”. Es decir, reforma laboral y avances significativos en la reforma financiera, ambas cosas aún en sus primeros e incipientes pasos.
La sensación que se ha quedado tras lo sucedido este fin de semana y con los primeros movimientos políticos posteriores es la de que la economía va a enfrentarse a un doloroso calvario en los próximos meses. Aquella perspectiva que se vaticinaba de salida de la crisis en forma de ”L” (es decir, larga fase de estancamiento, de varios años de duración, tras la caída en picado del año 2009) puede adquirir algo diferente, ya que un ajuste fiscal del tamaño del que nos exigen nuestros socios, y sobre todo con la inmediatez con la que se plantea (descartado el gradualismo que pretendía Zapatero) puede provocar un endurecimiento a corto plazo de la situación económica.
El Gobierno tendrá que realizar ese reajuste, por lo menos, de 15.000 millones de euros en el gasto durante estos dos ejercicios, lo que le dificulta enormemente la tarea de mantener estímulos a la economía, ya que deberá recortar inversiones y rebajar un tanto los subsidios a los parados que con tanta generalidad había repartido el Gobierno en el último año y medio. Otras alternativas son posibles, pero le exigirían a Zapatero posiblemente unos enfrentamientos que nunca se ha mostrado dispuesto a abordar, ni con los sindicatos, ni con las Autonomías ni posiblemente con los empresarios.