Más deuda y mucho más cara

Hacía casi un año que el Tesoro Público español disfrutaba del privilegio de emitir papel público con rentabilidades por debajo del 1%, es decir, con un interés inferior al que tiene como tipo oficial el Banco Central Europeo (BCE). Esta mañana, como ya se veía venir, los inversores han exigido al Tesoro más rentabilidad para comprar Deuda española a un año de plazo. Los tipos de las Letras del Tesoro a doce meses han subido hasta el  1,699%  desde el 0,904% de la subasta anterior.

La subida, así de sopetón, es un serio quebranto para la resquebrajada economía del país. La emisión, además, ha tenido que ser más elevada que de costumbre, ya que España necesita mucho dinero, mucha deuda, para seguir funcionando, ya que gastamos bastante más (en el Estado y en general en el sector público) de lo que ingresamos. La colocación de las Letras a un año de plazo ha superado los 4.300 millones de euros. Otros 2.000 millones se han colocado a 18 meses de plazo y también con tipos subidos de tono, un 2,05% cuando hace poco estábamos tomando dinero del mercado al 1,18% en este plazo de año y medio.

El hecho de que España tenga que realizar en estos momentos emisiones de cuantía superior a las de hace un año e incluso a las de meses anteriores se debe como es lógico a que el desequilibrio de nuestras cuentas públicas es muy elevado y a que, encima, hemos tenido que salir en socorro de Grecia, el colega quebrado de la Unión, al que ayer mismo le hemos mandado un giro de 1.941 millones de euros, parte alícuota que le corresponde a España dentro de la zona euro para  aplazar la quiebra del  Estado griego. En total, la Unión Europea ha pagado este martes 14.500 millones de euros a Grecia para que, a su vez, el Tesoro griego pueda hacer frente a los vencimientos de deuda que tenía para este mes de mayo y a los que no podía hacer frente.

Este apoyo financiero al socio comunitario contribuye a que las necesidades de financiación española, es decir,  el endeudamiento, sea superior y el coste de la emisión sea más caro. Decía el inefable Zapatero que este “crédito” a Grecia, además de  recuperarlo en su día, iba a ser un negocio redondo para España, ya que el tipo de interés al que le presta el dinero la Unión Europea  a Grecia es superior al tipo al que lo emite España.

Lo que no se dice es que por el hecho de tener que forzar la petición de dinero en la subasta de Letras de hoy, el coste global del dinero que nos han prestado es superior al que hubiera sido de haber tenido que pedir prestado un importe menor. Tampoco se dice apenas nada del hecho  que ya da por descontado casi todo el mundo en la comunidad financiera internacional, que Grecia no podrá devolver nunca una parte sustancial de sus créditos. Ni poniendo a pan y agua a los sufridos griegos, el banco central de este país logrará recursos para hacer frente a sus acreedores. Grecia forma parte de las naciones  que viven ya, y previsiblemente vivirán durante bastante tiempo, de la caridad colectiva.  Para España, este crédito a Grecia, y los próximos (ya que hay más dinero comprometido) debería computarse dentro de los créditos FAD, es decir, a países   que carecen de  recursos para devolver sus créditos y que están calificados como países menos desarrollados por la OCDE. Esos créditos, cuando menos, tienen como contrapartida a favor de España que los receptores se obligan a comprar productos españoles. En todo caso, parece altamente improbable que ese préstamo acabe algún día retornando a las arcas del Banco de España.