No está claro cuál será el contenido final de las propuestas que el Gobierno español va a plantear a la Comisión Europea para llevar adelante un programa auténticamente reformista y modernizador de la economía española, pero algunos de los postulados de mayor interés para el sector radical del Gobierno (Podemos) ofrecen el talante menos amable delos que esperan los burócratas y los políticos de Bruselas.
Hay un choque claro entre el sector radical del Gobierno español y la tendencia dominante en los principales países de la Unión Europea, en donde la socialdemocracia y el talante liberal predominan de forma clara sobre los populismos que tratan de abrirse paso en algunos países europeos, España como caso más destacado. Está claro que el segmento político radical tiene muy poco predicamento en la mayor parte de Europa.
No hay más que hacer un recuento de votos en el Parlamento Europeo para comprender la débil posición de los representantes de la izquierda populista, que apenas llegan a los 40 escaños sobre un total de 751 escaños según los resultados de las elecciones del año 2019. La mayoría parlamentaria está en los 375 escaños. Populares y socialistas suman entre los dos 336 escaños y la suma de otros partidos más o menos afines le otorgarían una amplia mayoría. La representación de la izquierda populista rondará el 12%.
En España, el peso es bastante similar, de forma que hay muy pocas posibilidades de que un partido como Unidas Podemos pueda imponer sus postulados. Si en estos momentos este grupo está logrando imponer sus criterios en algunos aspectos (política social, reforma del mercado de trabajo o regulación de las pensiones) es porque su peculiar alianza con los socialistas les otorga un exceso de representatividad tras dejar de lado al PP y a Ciudadanos.
Con un esquema representativo similar al europeo, en España el Gobierno de Sánchez no tendría dificultades para elaborar un programa económico, incluso en los aspectos más sociales como los mencionados, que cumpliera puntualmente las demandas reformistas que han planteado los dirigentes de la UE a España para que nuestro país tenga acceso a los fondos financieros de la UE.
Resulta, por ello, bastante difícil de comprender el motivo por el que el Gobierno español está poniendo en peligro la necesaria cohesión con las políticas económicas de la Unión Europea, incluido el acceso a los fondos financieros que está en condiciones de asignarse a España para el cumplimiento de estos objetivos. La posición de Podemos secuestrando la voluntad política mayoritaria de los votantes y, a la postre, privando a la economía de los recursos que tan bien servirían para que el país saliera de esta crisis económica, tendría que ser objeto de un análisis más sensato y de un gesto más enérgico por parte del Gobierno liderado por Pedro Sánchez.
El programa económico español encalla en Europa
