El presidente de la Federación, Luis Rubiales, ha tenido un gesto zafio apretando sus testículos y otro muy desafortunado con el beso a Jenni pero no estoy seguro, a pesar de la santa indignación de Yolanda Díaz y de Montero la chica, de que haya que castrarlo ni siquiera con anestesia. No es para tanto. Lo de castrarlo me ha venido a la cabeza al leer en la prensa francesa lo del beso junto a la noticia de que una granjera va a ser sancionada por cortarle la cola a sus cerdos.
El presidente del Gobierno Pedro Sánchez (dentro de poco Pedro S. de Puigdemont), doctor en populismo, ha saltado a la palestra diciendo que la conducta de Rubiales es inaceptable, sus excusas insuficientes y ha añadido enigmáticamente que debe dar pasos para aclarar lo sucedido. ¿ Qué pasos? ¿Acaso Rubiales susurró a Jenni “te espero en mi habitación esta noche o ya no juegas más”?
Yo si estuviera en los zapatos de Rubiales, afortunadamente no lo estoy, le tomaría la palabra a Sánchez y le diría: "vamos a desnudarnos": Yo me pongo de rodillas en una rueda de prensa televisada, pido perdón sentido a todas las mujeres españolas, me azoto con un látigo de cuatro puntas y si aún no están satisfechas presento mi dimisión. En compensación, usted señor Sánchez, debe pedir perdón por la ley del sí es sí, por no haber cesado en su momento ni ahora a la joven Montero y para el caso de que las víctimas de los violadores que han salido a la calle no estén conformes con sus explicaciones, usted también dimite”. Rubiales podría añadir que Sánchez de pasos para aclarar por qué se hace presidenta del Congreso, la tercera autoridad de la nación, a una señora acusada de haber mirado para otra parte cuando menores bajo su tutela fueron prostituidas.
Sánchez con alguna finta oratoria en que hablará de la progresía y el feminismo, de la resiliencia y la transversalidad, replicará que Rubiales confunde las churras con las merinas, pero la postura del federativo sería pertinente: “no debí besarla en los labios, pero me pregunto si los amigos, familiares, compañeras de la futbolista Hermoso se sienten más “vejadas y agredidas” (la risueña Yolanda dixit) que los familiares, amigos, compañeras de una cría que fue violada con ocho años, o de un crío de siete que fue abusado constantemente por su padrastro y ven a su violador prematuramente en la calle a causa de la bárbara ignorancia jurídica de Montero que no sólo no se ha disculpado nunca sino que ha culpado a los jueces por su interpretación de la ley”.
Yo si fuera el hermano, padre, amigo de la acusada o violada, hirviéndome la sangre día tras día, pensaría que Montero y el propio Sánchez tienen más motivos para dimitir y me gustaría que el presidente del gobierno “ diese los pasos” para aclarar lo sucedido.
La futbolista besada educadamente ha manifestado que aunque el gesto no le gusto hay que entenderlo “por ser totalmente espontáneo en el contexto de la victoria en el Mundial. El comportamiento del directivo futbolístico con todas nosotras ha sido excelente”.
Me pregunto cuántas víctimas sexuales de los abusadores que están en la calle podrían opinar algo parecido de Sánchez o de su aún ministra. Y creo que no hay que esterilizar a nadie de los mencionados.
Las explicaciones de Sánchez no van a llegar. Está muy ocupado con si tiene que mandar a alguien a Waterloo a lamerle el trasero zalameramente a un prófugo de la justicia que quiere romper España o si debe asegurarle ya que habrá amnistía y referéndum en breve. Es decir, el principio del fin de España para mayor gloria de Pedro I el fullero.