Uno puede pensar que la Virgen del Pilar se distrajo en los penaltis y que Alá los seguía atentamente, celosamente. Otro puede rumiar que España tuvo mala suerte y Marruecos buena. Nadie podrá sin embargo afirmar que Marruecos fue un injusto vencedor del partido que nos echa del Mundial. Fútbol es fútbol que diria el sabio poeta y esto se veía venir.
España era evidentemente el mejor de los dos equipos. Sin ninguna duda. Esto no significaba que tenía forzosamente que ganar. Ni la diferencia era abismal ni el sistema de juego empleado por Luis Enrique asegura que saldrás vencedor. Que España tuviera que esperar al minuto 54 para llevar un balón entre los tres palos del portero marroquí es una confesión de la impotencia e inanidad de nuestro sistema. Aunque nuestro seleccionador se hará el harakiri antes que admitirlo. Esto, reitero, no ha ocurrido frente a Brasil, la Francia de Mbappé o la Argentina de Messi. Reitero : un disparo entre los tres palos avanzado el segundo tiempo frente a un equipo que nunca había pasado de cuartos en Mundial y que, aunque animoso, tiene obvias limitaciones técnicas. Se constató en los encuentros anteriores y lo veremos en los siguientes porque el seleccionador no va abdicar de sus convicciones.
No es el momento de reprochar a Luis Enrique la composición de la lista que llevó a Qatar. Aunque se dejó algún jugador significativo en el tintero nuestra plantilla tenía clase. A diferencia de los que fueron a Sudáfrica no cuenta con jugadores excepcionales o desequilibrantes, Pedri está punto de serlo, pero era un conjunto entonado, ninguno desentonaba ni era un enchufado.
Sin embargo, el sistema “innegociable” al que se aferra con altanería el entrenador, no ha funcionado. Aunque a los aficionados nos sea muy fácil pontificar, sobre todo a toro pasado, infinidad de nosotros estábamos hastiados de la obsesión por controlar la pelota sin preocuparse de la necesaria verticalidad, olvidando que con ese esquema, aparte de no hacer afición, los goles, la victoria no están garantizados. España ha hecho dos goles en los tres últimos partidos, entre ellos dos contra rivales de juego más pobre como Marruecos y Japón. Que te digan que en muchos largos períodos hemos tenido 75% del tiempo la pelota resulta una broma, un sarcasmo burlón.¿ A quien le importa la posesión del balón si el portero contrario sólo se ve obligado a mostrar su calidad en los penaltis porque antes, con tu exquisito control del juego, no lo has amenazado?.
Putin, cuando le hablan de una solución política para acabar con la guerra de Ucrania afirma con soberbia que él está dispuesto a sentarse a negociar pero que las provincias ucranianas de las que se apoderado son innegociables. Nefasta actitud. En otro orden de cosas continuar con nuestro modo de juego por ser innegociable puede darnos victorias aisladas pero ningún campeonato. Ello, y no creo equivocarme, nos causará un pesar inferior al que sufren los ucranianos, muy inferior, pero no nos augura muchas alegrías grandes.