Gracias a la supresión del delito de sedición decretada por el Gobierno de Pedro Sánchez, el expresidente catalán Carles Puigdemont podría regresar a España en mejor posición procesal, aunque para ser detenido y juzgado por los delitos de malversación y desobediencia y ante el temor de que el PP gane las elecciones y reponga el delito de sedición ahora suprimido.
Pero Puigdemont no se fía y sabe que las penas que ahora recibiría por la malversación y la desobediencia pueden ser muy elevadas, de 8 a 12 años de prisión, frente a los13 años a los que fue condenado Junqueras. De manera que si Puigdemont vuelve deberá entrar en prisión y quedar a la espera de juicio donde será condenado y probablemente sin indulto.
Un juicio que incluye largos trámites procesales lo que tampoco le permitirá a Sánchez concederle, como hizo con otros golpistas, un indulto antes de las elecciones de diciembre en las que podría ganar el PP.
Aunque Puigdemont sí podría regresar a España y entrar en prisión para así hacerse la víctima de la ‘represión política’, agitando las calles catalanas en cuyo caso a Sánchez se le acabaría el discurso del final del ‘procés’. Y Puigdemont utilizaría su prisión como arma de propaganda política contra Junqueras y ERC a los que ahora les acusa de ‘traidores al procés’.
Pero el patriotismo catalán de Puigdemont no llega a tanto y además está adornado de cobardía como demostró el día que se fugó de España en el maletero de un coche, dejando a sus compañeros de gobierno a los pies de los caballos de la Justicia.
Eso sí, Puigdemont apoyó a Sánchez en la moción de censura contra Rajoy y Sánchez le ha devuelto el favor suprimiendo la sedición, de manera que ya están los dos en paz y el catalán con la deuda pagada.
En todo caso, el juez Llarena perdió en 2018 una gran oportunidad para la extradición de Puigdemont a España por malversación, cuando de regreso de un viaje a Dinamarca, Puigdemont fue detenido en Alemania en marzo de 2018. Momento en el que los tribunales alemanes se opusieron a que fuera extraditado por sedición, aunque sí estaban dispuestos a extraditarlo por la malversación.
Lo que en aquel momento fue considerado insuficiente por el juez Llarena, empeñado en mantener la sedición, y el magistrado español (que ahora se ha visto obligado a retirar la sedición de su euroorden) se equivocó y le dio a Puigdemont la oportunidad de escapar y de refugiarse en Bélgica.
Y ahora Puigdemont dice que no regresará a España ‘esposado y rendido ante un juez español para que sea indulgente’. Él quiere otra cosa, que su aliado Sánchez decrete una amnistía para regresar en libertad. Algo que Sánchez haría muy gustoso pero que es un imposible legal.