Esto de las negociaciones entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont para la investidura de Sánchez, sigue siendo un enigma envuelto en un misterio, con continuas sorpresas y cambios de posición. Pero al día de hoy las cosas están más o menos así:
El dirigente de JxC, Carles Puigdemont, un delincuente y prófugo de la Justicia, parece que puede renegar de su discurso del día 5 de febrero en Bruselas y aceptar todas las condiciones que exige Sánchez para aprobar la ley de amnistía en el primer año de la legislatura, si JxC apoya previamente la investidura de Sánchez.
Las condiciones de Sánchez a Puigdemont son: la investidura será antes de la aprobación de la Ley de amnistía; Puigdemont renunciará públicamente a hacer una nueva declaración unilateral de la independencia; y no habrá por ahora un referéndum de autodeterminación en Cataluña.
Puigdemont justificaría su rectificación diciendo que lo más importante es ‘la amnistía’ porque beneficiará a más de mil encausados por el ‘procés’. Pero y, sobre todo, empezando por él. Que podrá regresar triunfante a Cataluña tras ‘haber derrotado al Estado español’ y justificando así su cobarde huida de España tras el golpe catalán de 2017.
Y también podrá Puigdemont vanagloriarse de que, con la amnistía, quedan deslegitimados el Tribunal Supremo y la sentencia condenatoria de los jefes golpistas del procés (lo que ya ocurrió en parte con los indultos y reforma del Código Penal que decidió Sánchez). De lo que se deducirá que el juicio del procés fue ‘político’.
Asimismo, Puigdemont podría argumentar ante el nacionalismo catalán que la renuncia a la ‘unilateralidad’ es ahora imprescindible para evitar que el Tribunal Constitucional declare inconstitucional la Ley de Amnistía, como le habrá dicho el presidente del TC, Conde Pumpido, a Sánchez en estos días. Sin descartar Puigdemont que una vez amnistiado puede romper el compromiso y volver a declarar unilateralmente la independencia de Cataluña.
En cuanto a lo de apoyar primero la investidura de Sánchez antes que se apruebe la amnistía, esa rectificación de Puigdemont será de menor cuantía por cuanto en JxC saben que los pasos procesales para tramitar esa ley son largos y ya no queda tiempo. Y porque Sánchez teme que utilizar la vía de urgencia para tramitar una ley de tanta trascendencia sería considerado un ‘fraude de ley’.
En estas circunstancias y dada la gravedad de la amnistía lo único que ahora podría hacer fracasar el pacto de Sánchez con Puigdemont sería la rebelión de por lo menos cuatro diputados demócratas y constitucionales del PSOE, a los que podría liderar el presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García-Page.
Un García-Page que, si, en esta encrucijada determinante para España, no da un paso al frente, liderando la creciente indignación española y entre militantes y votantes del PSOE que sustentan históricos dirigentes del Partido, tendrá que callar para siempre y saber que su carrera política, como cómplice de Sánchez, quedara ligada a la de su secretario general.