La moción de censura ha abierto un escenario en el espacio de la izquierda que no tocaba esta semana. Queda claro el dedazo de Sánchez para señalar como socia preferente a Yolanda Díaz. Y con este son dos determinantes dedazos en favor de una dirigente que predica la lógica democrática. Primero el de Pablo Iglesias que, tras su dimisión como consecuencia del fracaso electoral en Madrid, hizo a Yolanda Díaz candidata de Podemos y sus coaligados sin consultas ni debate ni votaciones. Y ahora el de Sánchez señalándola como su socia favorita por delante de cualquier otra alternativa. Así es la vida y la política; Yolanda es la ungida por las meigas.
La cuestión ahora es cómo va a formalizare la alianza entre Yolanda/Sumar y Podemos/Galapagar. Iglesias y sus seguidores quieren una coalición de partidos con primarias por partido y posterior ordenación de la plancha de cada lista mediante negociación ponderada. Yolanda/Sumar quiere una sola marca y autoridad para dirigir el bloque; no quiere siglas sino unidad, sumar.
A la teoría hay que unir las sensibilidades y pasiones personales, el factor humano, que tanto cuenta en política y en la vida. El carácter fraccionario (tan bien practicado en el trotskismo) forma parte de la naturaleza de Podemos desde su fundación. A lo largo de menos de dos décadas las fracciones y disidencias han sido una constante con situaciones personales de manifiesta incompatibilidad, por ejemplo Errejón vs Iglesias o ahora Yolanda vs Galapagar.
El sesgo de los acontecimiento coloca a Yolanda/Sumar en primer plano, en posición dominante en las encuestas y en la preferencia de Sánchez que tiene capacidad de influencia indudable, tal como se ha comprobado esta semana, para reforzar a quien le venga bien a su izquierda. Pero Galapagar, es decir Iglesias no cede y c0nfía en imponer condiciones a Sánchez y a Yolanda a quienes considera de menor capacidad estratégica y táctica.
La convocatoria del 2 de abril que ha hecho Yolanda/Sumar ha arrastrado a todas las siglas de la izquierda menos a Podemos que tiene tiempo para negociar las planchas para las generales. La cita de municipales/autonómicas no incluye a Yolanda/Sumar de manera que no van a servir para medir su fortaleza. Sí va a medir la de Podemos que puede salir fortalecido o debilitado de la cita del 28 de mayo.
De manera que a lo largo del verano Yolanda e Iglesias, de forma directa, o a través de interpuestos, tendrán que decir si concurre una lista o dos. Una decisión decisiva que inquieta a Sánchez ya que dos listas le aleja de la mayorías de izquierdas. Visto como están los bolos parece muy arriesgado para Iglesias/Galapagar ir por libre, máxime tras la experiencia de Madrid que le llevó al desahucio. Yolanda tiene ventaja, incluso para optar a suceder a Sánchez.