“… la estabilidad de precios es la mejor contribución que la política monetaria puede hacer para apoyar la sostenibilidad del crecimiento económico y del empleo y, por ende, para reducir la desigualdad.”
(Pablo Hernández de Cos, Gobernador Banco de España)
Los bancos centrales debaten estos días cómo alcanzar su objetivo de controlar la inflación que consideran su misión prioritaria por mandato de sus estatutos legales. Además, conseguirlo sin desangrar las economías, es decir sin producir una recesión que sea aún peor que la enfermedad. De hecho, están a mitad del camino, han revertido la tendencia de la inflación, aunque no lo suficiente y, hasta ahora han evitado la temida recesión con crecimientos de décimas.
¿Cómo seguir navegando en ese estrecho canal de bajar la inflación sin provocar recesión? Algunos sostienen que hay margen para elevar los tipos y enfriar la economía, aunque otros prefieren tomar un respiro de varios meses manteniendo los tipos actuales. No es fácil sobre todo porque las decisiones no son reversibles, exigen asumir las consecuencias.
El presidente de la Reserva Federal avisó recientemente que percibe que conduce la política monetaria atendiendo a las estrellas con un cielo cubierto de nubes. En resumen, que van a tientas. A su favor juega que disponen de mucha información muy actualizada que sirve para estimar lo que viene con razonable aproximación, pero sin olvidar que hay factores imprevisibles que tienen que ver los precios de la energía o imposiciones de las inestabilidades geopolíticas.
De momento parece claro que el objetivo de que la inflación ronde el 2% sigue siendo un objetivo no discutido, que quienes proponen desde ámbitos académicos y políticos renunciar a ese objetivo en favor de una tasa más elevada no ganan el favor de los banqueros centrales.
Las palabras del gobernador del Banco de España que encabezan esta columna, pronunciados estos días en un ámbito profesional de economistas avalan lo anterior. Controlar la inflación es la mejor contribución al crecimiento, al empleo y a evitar la desigualdad. Previamente el gobernador analizó que la inflación no se reparte de forma equitativa y uniforme, que perjudica sobre todo a las renta medias y bajas. Por tanto, reducir la inflación forma parte de las políticas sociales que tratan de aumentar las desigualdades y repartir prosperidad. Otra cuestión es que la política monetaria restrictiva requiere tiempo para ser eficaz, tiempo que se mide en meses más que en semanas.